Julian Assange dispone de una ducha, de un horno microondas, de una cinta de correr y, sobre todo, de una computadora con acceso a Internet, en el pequeño cuarto de la embajada de Ecuador en Londres donde lleva dos meses recluido, indicaron sus amigos.
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El británico Vaughan Smith, que visitó a Assange la semana pasada, considera que sus condiciones de vida en la embajada ecuatoriana son “rudimentarias” pero confortables.
Smith alojó a Assange durante más de un año en su residencia campestre, donde el australiano permanecía bajo arresto domiciliario desde diciembre de 2010.
“No es peor que una celda, eso seguro”, dijo Smith a la AFP. “La principal razón por la que es mejor, es que puede utilizar una computadora y acceder a internet”, agregó.
Assange, que intenta impedir su extradición a Suecia, donde está acusado de violación y agresión sexual por dos mujeres, está refugiado en la embajada de Ecuador en Londres desde el 19 de junio pasado.
La embajada está situada en el exclusivo barrio de Knightsbridge, cerca de los grandes almacenes Harrods.
El jueves pasado, el gobierno ecuatoriano le concedió asilo alegando que existe un riesgo de que Assange sea extraditado de Suecia hacia Estados Unidos, país donde podría ser condenado a muerte por espionaje debido a la publicación de cables diplomáticos norteamericanos en su sitio WikiLeaks.
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En el año 2010, la difusión de esos cables había creado un gran revuelo internacional y propulsado a la fama a Assange.
Según Vaughan Smith, Assange se mantiene en forma corriendo en la cinta varias veces al día, calienta su comida en un horno microondas y pasa varias horas diarias frente a la computadora.
Smith descartó que reciba comida de la lujosa tienda Harrods. “Pienso que paga su comida y no tiene tanto dinero”, dijo Smith.
Assange “puede recibir visitas y trabajar. Tiene mucho que hacer, entre la batalla jurídica contra Visa y MasterCard (que bloquearon las cuentas de WikiLeaks), el caso sueco y hacer funcionar el sitio” web, dijo Smith.
Smith, un ex militar convertido en periodista y especializado en la agricultura ecológica, le prestó a Assange 20 000 dólares, para pagar la fianza.