No tiene casa. No tiene estudios. No tiene un centavo. Pero pudo disfrutar de las más lujosas suites y los más suculentos banquetes de los más prestigiosos hoteles. Nombres como el Ritz Carlton, el Hard Rock Hotel y el Loews Portofino Bay, son algunos de los sitios en los que David Price, de 30 años, puede ufanarse de haber pernoctado.
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¿Su método? Pues muy sencillo. Price se fijaba muy cuidadosamente cuando un huésped procedía a abandonar el lugar. Luego, entraba con mañas a la habitación recientemente desocupada y llamaba para comunicar que había cambiado de opinión y extendía la reserva por varios días más.
El indigente aprovechó el sistema de registro de los hoteles de los EE.UU. pues estos solo operan con tarjetas de crédito y solo hacen la comprobación de la misma al ingreso mas no a la salida del huésped.
Un canal local entrevistó a un hombre víctima de Price, que había cargado a su tarjeta más de US$ 9 mil dólares.
Su método encontró el error cuando intentó hacerse pasar por un huésped que resultó ser un trabajador del Hard Rock Hotel de Orange, quien se había alojado en dicho establecimiento por unos días.
