El antojo por la comida rápida puede llegar en cualquier momento, hasta en los más críticos.
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El joven de 26 años Sam Boughen estuvo en coma por ocho días en un hospital de Somerset, Inglaterra. Una rara enfermedad al hígado y un breve colapso pulmonar lo dejaron postrado ante la impaciencia de sus familiares, que aguardaban por su mejoría.
Según informó The Telegraph, los parientes de Boughen quedaron atónitos al notar que despertaba del coma y que sus primeras palabras escritas (no podía hablar debido a una traqueotomía) fueron una orden de comida rápida.
“Pensamos que nos iba a decir que él nos amaba, pero solo pidió un KFC”, dijo el padre de Boughen. “Entonces nos dimos cuenta que Sam estaba de vuelta”.