Leymah Gbowee se define a sí misma como una madre liberiana común y corriente con seis hijos. Pero sin el movimiento masivo de mujeres que lideró, la guerra civil en Liberia aún seguiría. Las ‘guerreras de la paz’ de Gbowee le han dado mucho prestigio a las mujeres africanas. Sin ir muy lejos, la presidenta de Liberia es ahora una mujer. Sin embargo, con la excepción del ex presidente Charles Taylor, los señores de la guerra en Liberia siguen libres.
PUBLICIDAD
Charles Taylor es el primer mandatario condenado por la Corte Penal Internacional. ¿Se siente reivindicada?
Por supuesto que una se siente aliviada, sobre todo cuando se trata de alguien que ha vivido aterrorizando a nuestras comunidades. No importa que Taylor haya sido condenado por crímenes de guerra en Sierra Leona, y no en Liberia. Esperamos mucho tiempo, así que estamos felices. Hay un sentido de justicia que finalmente se dio, Taylor pagará por sus crímenes. ¡Y no volverá a nuestras comunidades!
¿Las huelgas de sexo son efectivas para frenar las guerras?
Son efectivas en el sentido que llaman la atención de las personas. El sexo puede ser algo exótico, algunos dirán incluso que es un tabú. Pero cuando alguien se atreve a hacerlo público para atraer atención, hay dos resultados: las personas se preguntan quién es el que hace esto y por qué usa el sexo para darle relevancia a un tema. Hace que los hombres piensen. Hay muy buenos hombres allá afuera. El porcentaje de hombres que viven de la guerra es muy pequeño. Los hombres buenos son más numerosos que los malvados, pero ¿por qué se quedan callados? Nuestra estrategia ayuda a los buenos hombres a que entren en acción. Empiezan a conversar con sus colegas y compañeros de juergas, diciendo ‘esta guerra es un error’.
¿Así que no es la huelga en sí misma, sino el apoyo que le da a los hombres buenos lo que la hace efectiva?
Sí. Cada hombre, está interesado en el acto sexual. Nosotros rechazamos tener relaciones sexuales con nuestros maridos y ellos obviamente lo notaron. Dijimos ‘necesitamos que tomen una posición’. Y lo hicieron.
PUBLICIDAD
¿Recomienda usted las huelgas sexuales a las mujeres de otros países azotados por la guerra?
Las personas me han preguntado muchas veces por qué no exporto mi estrategia a países que también están en medio de una guerra civil. Pero no es tan fácil. No puedo ir a un país y decirles a las mujeres cómo deben hacer la paz. Las puedo animar, pero tienen que comprometerse con la paz y tienen que hacerlo más allá de su filiación étnica y política. Sin considerar si usted es musulmán o cristiano, o si pertenece a un grupo étnico determinado, no hay otra forma de resolver la crisis sin salirse de ese tipo de filiaciones.
¿Qué piensa su esposo de su rechazo a tener relaciones sexuales?
Afortunadamente cuando hicimos la huelga sexual yo no tenía un esposo (risas). Pero muchos de los esposos de las mujeres que estuvieron con nosotros nos ayudaron. Llevaron a sus mujeres a las reuniones, las esperaban abajo mientras planeábamos nuestras acciones. Algunas veces esperaban durante horas. Fueron tiempos muy difíciles. Los esposos hacían lo mismo por nosotros cada día: nos esperaban, nos llevaban a casa, sin necesidad de saber qué estábamos planeando. Son muy buenos hombres.
¿Qué otros criminales de guerra de Liberia que están libres deberían enfrentar a la justicia?
Es el gran debate en Liberia en este momento. Desde la condena de Taylor hay discusiones sobre el papel que aún juegan los señores de la guerra en Liberia. La gente dice que Prince Johnson, el señor de la guerra que mató a Doe, debe ser entregado a la justicia. Tenemos que empezar a hablar sobre el papel de las personas en la guerra civil de Liberia y sobre lo que debemos hacer con ellos. Tenemos que pensar si es el momento adecuado para perseguir a los criminales de guerra, que es algo que no hemos hecho aún. No hay posibilidades de que Liberia esté unida y sea una sociedad saludable si no nos comprometemos con el tema de la justicia.
Prince Johnson se convirtió en un miembro del Parlamento de Liberia. ¿No es eso enfermizo y terrible?
Lo es. La diferencia de la política en África con la política en Occidente es que las personas tienden a impulsarse en su identidad. Liberia no es la excepción. Algunas personas, incluyéndome, no quieren en el Parlamento a personas que han cometido las peores atrocidades, pero si usted pregunta a las personas de su tribu, lo pueden ver como un héroe. Cada señor de la guerra es un héroe a los ojos de su propio grupo.
Si ese es el caso, ¿cómo superarlo?
Los liberianos creemos que alguien llegará, moverá un bastón mágico y todo estará bien de nuevo para nosotros. ¡Eso no es posible! A menos que nos sentemos y nos miremos seriamente a la cara, continuaremos sin cambios.
La ex secretaria de Estado de los EE.UU., Madeleine Albright, dijo que el mundo no sería mejor si las mujeres estuvieran a cargo, sería como regresar a la escuela de nuevo. ¿Está de acuerdo?
Sería un mejor lugar que ahora. ¿Todos los hombres son malos? No. Pero cuando pienso en la política mundial, las mujeres ponen algo diferente sobre la mesa. Los hombres tienen principios y valores, pero la política tiende a hacer caso omiso de ellas. La política no es un concurso de popularidad, se trata de alcanzar caminos importantes. En eso somos buenas las mujeres.
El Premio Nobel pudo ser una bendición, como en el caso de la Madre Teresa, o una maldición. ¿Qué ha sido para usted?
Para mí es un regalo de Dios. Vengo de un entorno muy humilde y nunca penséque algo como eso podría llegar a pasarme. Nunca podréreferirme a un regalo de Dios como una maldición.