La Croix Pavée, distrito de la ciudad de Toulouse, es ahora punto de encuentro de ciudadanos franceses desde la muerte de Mohamed Merah, asesino confeso de 7 personas en Toulouse y Montauban (al sur de Francia).
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La calle Sergent-Vigne, donde está el departamento en el que Merah se resguardó de la Policía, se ha convertido en un lugar de moda para dar un paseo.
Decenas de lugareños, entre ellos padres jóvenes y ciclistas, se detienen frente a la casa de Merah y observan las barricadas de la ventana y del balcón del que cayó el pasado jueves tras recibir un disparo en la cabeza por parte de los agentes franceses.
‘Nos detuvimos en nuestro camino a un partido de fútbol’, confiesa, algo nervioso, un joven padre. Sus dos hijos tomaban fotos con sus celulares de la casa abaleada.
Jessica y Kheira, estudiantes en Toulouse, calculan el punto exacto donde cayó el cuerpo de Merah. ‘Condenamos lo que hizo. Es conmovedor estar aquí sentada’, dijo Kheira.
‘Quería venir y verlo en persona. Después de todo lo que ocurrió la semana pasada, creo que es una buena manera para nosotros, los habitantes de Toulouse, de cerrar este capítulo. Tras mi estancia aquí, haré todo lo posible por olvidar lo que sucedió’, afirmó Jessica.
Los vecinos del barrio también quieren continuar con sus vidas. ‘Esta zona tiene mucho más tránsito de lo habitual’, dijo Juan Claude, cuya casa está tan solo a 100 metros de la casa de Merah. ‘Es obvio que la gente quiera acercarse al lugar donde él murió, pero estoy seguro de que pronto todo volverá a la normalidad’, agrega.