Sonriente, el Papa tomó el sombrero que le fue ofrecido por un asistente a la celebración eucarística y lo lució durante varios metros, despojándose de él cuando llegó al altar.
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“Benedicto hermano, ya eres mexicano”, gritaban a su paso algunos de los asistentes, estimados en más de 350.000, según un cálculo preliminar de una fuente eclesiastica responsable de la organización.
Los organizadores de la visita que Benedicto XVI cumple a México y Cuba, a donde irá este lunes, habían anunciado que entre los obsequios que se darían al Papa se encontraba un sombrero típico de los que utilizan los músicos mariachis.
Pero pocos contaban que el Papa, conocido por un estilo menos efusivo que su antecesor Juan Pablo II, lo utilizaría.
El Papa, que se apresta a cumplir 85 años en abril, se mostró afable y con complacido con las múltiples manifestaciones de efusividad que recibió en la jornada del domingo, cuando a su paso escuchaba no sólo aplausos, sino también canciones y las populares “porras” (rimas) para animarlo.
Según la Arquidiócesis de León, 400 km al noroeste de Ciudad de México, la amplia lista de regalos que recibiría el Papa incluía tres típicos sombreros de charro bordados con hilos de oro en el poblado de San Francisco del Rincón.
Un grupo de empresarios del calzado obsequió seis pares de zapatos rojos especialmente diseñados para al Papa.
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Por su parte el Pontífice según confirmó el portavoz de El Vaticano, Federico Lombardi, accedió a donar un par de los zapatos que utiliza en este primer viaje a México para ser exhibido en un museo del calzado local.
La región de Guanajuato es uno de los mayores centros de producción de zapatos en México.
