Dos trabajadores de la compañía de navegación Costa Crociere revelaron que en los cruceros de la empresa dueña del barco que naufragó en enero frente a la isla italiana del Giglio, donde fallecieron dos tripulantes peruanos, hubo “sexo, drogas y alcohol”, informó el diario La Stampa.
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Empleados de la compañía contaron a los fiscales que tanto los oficiales como algunos tripulantes de las embarcaciones solían “estar borrachos”, según trascendidos de la investigación judicial abierta en Italia, difundieron medios de prensa locales.
“Nos preguntábamos durante las fiestas si alguien podría salvar el barco en caso de emergencia”, aseguró Mery G., quien trabajó a bordo del Costa Concordia (el crucero que naufragó) durante dos meses en 2010. Según la mujer, fue molestada por un miembro de la tripulación que estaba “completamente drogado”.
Una ex enfermera, Valentina B, quien estuvo bajo el mando del controvertido comandante Francesco Schettino en otro crucero, el “Costa Atlantica”, sostiene que “la corrupción, la droga y la prostitución” reinaban a bordo.
“Vi con mis propios ojos a un oficial aspirar cocaína”, aseguró. Para la empleada, las condiciones de vida de la tripulación en el crucero “eran pésimas” y el capitán trataba a los empleados “como a esclavos”.
Los directivos de Costa Crociere precisaron que la firma no tolera droga alguna a bordo de los cruceros y que el personal es controlado regularmente.
Tras el naufragio en enero del “Costa Concordia”, que dejó un saldo de 32 muertos, la compañía defendió al personal y elogió tanto la profesionalidad como el coraje demostrado por los empleados y tripulantes durante la tragedia.
La joven peruana Erika Soria Molina (25), falleció en el naufragio del crucero “Costa Concordia” el 13 de enero último y fue la decimosétima víctima identificada del naufragio, en el que murió el también peruano y miembro de la tripulación Thomas Alberto Costilla Mendoza.