La irlandesa Marie Collins, víctima a los 13 años de un cura pederasta, pidió el martes a Dios “perdón” para los autores de abusos sexuales, en una ceremonia penitencial durante un simposio sobre la pedofilia en el Vaticano.
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En esta sobria ceremonia, celebrada en el iglesia San Ignacio, el cardenal canadiense Marc Ouellet, presidente de la Congregación para los Obispos, presentó las disculpas de la Iglesia por los actos de miles de curas, religiosos y religiosas contra los niños.
“El abuso sexual es un crimen que suscita una auténtica experiencia de muerte para la víctima inocente. Pedimos humildemente perdón a los pequeños que resultaron heridos. Este gesto de purificación concierne a la Iglesia entera”, dijo.
Otros seis miembros de la Iglesia, una madre, una educadora, un obispo, un cura, una religiosa, una fiel también pidieron perdón luego de un cuarto de hora de oración en silencio y la oscuridad.
Antes durante el día, Collins había estimado que “pedir perdón por los actos de los sacerdotes pederastas no basta”, y reclamó que los superiores jerárquicos que hayan encubierto abusos reconozcan su responsabilidad.
Única víctima invitada a este encuentro, la irlandesa Marie Collins, de 64 años, abusada sexualmente por un sacerdote a la edad de 13 años, contó su calvario ante unos 200 expertos y obispos.
“Esos dedos que abusaban de mi cuerpo por la noche me ofrecían la hostia la mañana siguiente”, dijo al describir la pesadilla de los repetidos abusos del sacerdote cuando estaba hospitalizada lejos de sus padres en Dublín.
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También contó su larga depresión y “los dos años más difíciles de su vida” cuando a los 40 años, al decidir revelar la agresión sufrida, las autoridades católicas cubrieron a su agresor.
“Mi fe en Dios no se vio afectada. Puedo perdonar al que abusó de mí. Reconoció su error. ¿Pero cómo sentir respeto por la dirección de mi Iglesia? Hace falta que reconozca su responsabilidad por el mal y la destrucción infligidos a las víctimas y a sus familias por el ocultamiento a veces deliberado y la mala gestión de los asuntos por los superiores”, dijo Collins.
“Tratar de salvar la institución del escándalo causó el mayor de los escándalos”, insistió.
“Lo mejor de mi vida comenzó cuando quien abusó de mí fue llevado ante la justicia”, agregó.
“Entonces trabajé con mi diócesis y con la Iglesia católica en Irlanda para mejorar su política de protección de los niños. Mi vida ya no está devastada. Tiene sentido y valor”, agregó.
