David Hall tenía una carrera prometedora en la Fuerza Aérea estadounidense cuando uno de sus compañeros lo denunció como homosexual. Diez años después, espera poder volver al uniforme, tras la abolición definitiva este martes de la prohibición de hacer pública su condición.
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Hall, de 37 años, ya ha hablado por teléfono con los reclutadores y les ha hecho saber que estará celebrando el martes que “el país, como un todo, se dio cuenta de que esto era algo que tenía que terminar”.
Aquellos efectivos que lograron mantener en privado su homosexualidad dicen haber vivido un temor constante de ser descubiertos, y algunos elegían confesarle su condición a unos pocos de su confianza para aliviar la carga.
La ley llamada ‘Don’t ask, don’t tell’ (No preguntes, no digas), adoptada en 1993, obligaba a los efectivos homosexuales y lesbianas a esconder su condición bajo la amenaza de ser expulsados de las fuerzas armadas.
Desde entonces, ha provocado el despido de unos 14.000 soldados debido a su homosexualidad, según distintas asociaciones.