Jorge Sánchez Herrera – Nómena Arquitectura
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Arquitecto/Urbanista
jorge@nomena-arquitectos.com
Hace poco más de un año, en mi columna titulada ‘Los Primeros Pisos’, hice una reflexión sobre la importancia que existe en la relación entre un edificio y la calle. ‘La relación entre el edificio y la calle se resuelve con el diseño de los primeros pisos; y aquí ocurren dos problemas (…). Por un lado, en la mayoría de los distritos donde se construye de manera formal, existe una norma que obliga a dejar un retiro de, al menos, tres metros respecto al límite frontal del terreno. El problema es que las mismas normas permiten (es decir, fomentan) que este espacio se cierre con un muro o reja; o que se utilice para estacionamientos, con lo cual también termina cercado (…)’, sostuve entonces.
Creo que hasta el más ferviente defensor de la densificación de la ciudad extraña aquellas calles de retiros abiertos, ajardinados, en contacto directo con las ventanas y puertas que los departamentos tenían en los primeros pisos de los edificios, sin mayor cerco o muro que las separe del espacio público.
Como también sostuve entonces, una de las soluciones para replantear esta relación edificio-calle es prohibir el cerramiento del retiro (la otra es eliminar el retiro, pero eso es tema de otra columna). Entonces los arquitectos y desarrolladores tendrían dos opciones: perder los metros cuadrados vendibles que podrían tener en el primer piso o repensar la idea de una vivienda a nivel de calle, en un contexto de (in)seguridad como el actual.
Lo segundo, claro, es muy interesante, porque puede poner a trabajar a los arquitectos en una solución de diseño que implique primeros pisos que, en su repetición, generen calles mucho más amigables -y seguras- que las que se han venido construyendo en los últimos 25 años. No es menor el desafío.
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En un acto de reconocible evolución que están teniendo algunos municipios respecto a sus parámetros de edificación, la Municipalidad de Surco publicó hace unos meses la ordenanza 595-MSS ‘de promoción de la construcción de edificios sostenibles y creación de espacios públicos en áreas privadas’. Dentro de sus consideraciones, y para ser beneficiado con algunos metros más de área vendible, la ordenanza indica que ‘(…) la superficie del retiro deberá ser área verde a nivel de vereda e integrada a la vía pública, sin cerco o reja de ningún tipo (…)’.
Espero que los beneficios resulten lo suficientemente atractivos como para que arquitectos y promotores se pongan a pensar en una forma de resolver un retiro abierto, verde, pero que a la vez pueda tener vivienda en el primer nivel. De ser así, y quizá sin ser el objetivo principal de esta ordenanza, los amigos de Surco podrían haber puesto la primera piedra de un cambio muy importante en el futuro del desarrollo de la ciudad.
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