Jorge Sánchez Herrera – Nómena Arquitectura
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Arquitecto/Urbanista
jorge@nomena-arquitectos.com
Esta semana, tras el anuncio de la construcción de un nuevo viaducto sobre el Óvalo Monitor por parte de la Municipalidad de Lima, se desató un debate sobre su conveniencia. Más que ahondar en el tema, les planteo una pregunta: ¿Han pensado en la utilidad del espacio interior de un óvalo? ¿Alguien sabe para qué sirven? Porque siempre he pensado que son una enorme cantidad de suelo urbano disponible desperdiciado, muchas veces en zonas en las que el valor de este es muy preciado.
Veamos. El Óvalo Monitor tiene un área aproximada de 4.800 m2. ¿Cuál puede ser el valor por m2 de los terrenos vecinos, como el de la Universidad de Lima, o del nuevo complejo de oficinas y comercio Panorama? ¿Tres mil dólares por m2? Saquen sus cuentas.
El Ovalo Higuereta, en pleno corazón comercial de Surco y junto a una parada de la Línea 1 del Metro, tiene casi 7.800 m2. El Óvalo Gutiérrez, junto al cine Alcázar de Miraflores, tiene casi 4.000 m2. El Óvalo Quiñones, en el límite entre San Borja y San Isidro, ronda los 9.500 m2.
Y eso es solo para hablar de los ‘medianos’. Óvalos como los de la Plaza de la Bandera en Pueblo Libre (junto a la Huaca Mateo Salado) o el Naranjal en los Olivos contienen en su centro entre 15.000 y 20.000 m2 de espacio sin mayor uso. No sé a ustedes, pero que en una ciudad que dice estar quedándose sin terrenos, se dejen desocupadas decenas de hectáreas en zonas urbanas en pleno proceso de densificación, a mí me parece una locura.
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Como siempre, creo que hay que pensar un poco para imaginar que esos espacios podrían ocuparse con oficinas, lugares de ocio o, por qué no, hasta vivienda.
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