Cuando una persona recibe la noticia de que va a ir a prisión, su reacción inmediata es la negación y el primer pensamiento es que su situación puede arreglarse pronto, que habría un error o que es injusta la decisión de un juez.
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Con el pasar de las horas y la espera, el acusado empieza a asimilar su realidad y, dependiendo de ciertas características personales, empieza a verse cuadros de ansiedad, cólera, crisis de angustia, preocupación por su familia, vergüenza, miedo y hasta desesperación. Podría haber demostración de arrepentimiento en el caso acepte su delito.
Así lo comentó Lisha Galagarza Pérez, Psicóloga Forense y Docente de la Universidad Católica San Pablo de Arequipa, quien agregó que hay casos de acusados que son muy orgullosos y que no muestran sus emociones públicamente. Por el contrario, se les ve con aparente calma cuando en verdad sí están experimentando todo tipo de emociones.
Para adaptarse a su nueva situación, el reo debe tomar la decisión de hacerlo, entender que el lugar podría ser un ambiente hostil en el que existe hacinamiento y pérdida de privacidad al que debe enfrentarse de alguna u otra manera. La conducta que asuma, ya sea sumisa o de enfrentamiento, podría marcar su estadía en la prisión.
‘Generalmente, en los establecimientos penitenciarios hay programas y talleres en los que los reos pueden participar. La motivación para hacer uso del tiempo en dichas actividades ayuda a mantener el positivismo ante una situación de encierro’, manifestó la Docente de la UCSP.
El encierro por sí solo no va a lograr que una persona se resocialice, hay casos en los que se vuelven más peligrosos. Lo importante es que dentro de las cárceles haya programas de reinserción a la sociedad eficaces, individuales y multidisciplinarios.
El trabajo con especialistas como psicólogos, psiquiatras y pedagogos experimentados que se dediquen exclusivamente a los internos es indispensable para ayudarlos.
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En ese sentido, Galagarza Pérez brinda algunos consejos para tener en cuenta cuando se tiene un familiar en un establecimiento penitenciario a fin de ayudarlo:
*Ayudarlo a aceptar su realidad e intentar adaptarse a la nueva vida que le toca vivir es el primer paso.
*Convencerlo para buscar orientación en el Departamento de Psicología con el objetivo de resolver conflictos propios.
*Motivarlo a mantener el tiempo ocupado en diferentes actividades, como la lectura, que es una ventana a mundos en los que puede aprender y mantener la mente distraída.
*Intentar mantener buenas relaciones sociales con las demás personas internadas.
*Aconsejarlo para autoperdonarse, que es muy importante sobre todo si se acompaña de la ayuda de un profesional que puede encontrarse en los penales.
*En el caso de aceptar su delito, ayudarlo a proponerse una lista de las cosas que podría hacer para remediar la situación en la medida de lo posible o cuando cumpla la condena.
*Acercarlo a Dios, orar y leer la Palabra. Enseñarle a mantener una relación estrecha con Dios, y convencerlo que Él ama a todos sin importar nada, le dará la fe y el ánimo que necesita para su mejor adaptación.
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