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Por Sengo Pérez
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A 190 kilómetros de Sao Paulo , la historia, la religión y la bohemia conviven para crear un lugar encantador. Alli, lo sacro y lo pagano van de la mano para una oferta de atracciones a medida del visitante. Ubicada en el Valle de Paraiba, fue fundada en 1796 por bandeirantes (expedicionarios de origen portugués que penetraron el territorio americano, contribuyendo a marcar los límites posteriores de Brasil). Nacida como villa, se transformó en ciudad en 1857, y en 1873 fue declarada ciudad imperial por Don Pedro II de Brasil. Y desde el 2002 es considerada ‘Estancia turística’ por el estado de Sao Paulo. Su colorido centro histórico, es una fiesta para los ojos y en toda la ciudad se destacan mas de 450 inmuebles, declarados como patrimonio cultural brasileño.
Para refugio de la fe, la mas que centenaria Iglesia Matriz San Luiz de Toloza (1840) es un ejemplo. Totalmente destruida por una inundación que sumergió a la ciudad como una fugaz atlántida en el 2010, fue reconstruida totalmente en apenas cuatro años.
La capilla de Las Mercedes de 1814 y Nuestra Señora del Rosario (1921), son otras opciones para expiar los pecados.
La principal manifestación religiosa es la Fiesta del Divino, durante diez días , en el mes de junio —las fechas son variables- se suceden misas, novenas,distribución gratuita de ‘afogado’, un guiso o ensopado a base de carne y papa, cerrándose la fiesta, con una multitudinaria procesión.
Y si las ofertas para la epiritualidad abundan, no menos lo son para la bohemia y lo espirituoso. Numerosos bares, música en las calles, y la enorme hospitalidad y simpatía de sus habitantes con la consiguiente facilidad para relacionarse aseguran la diversión. La cerveza helada y la cachaça —a partir de ¡3 soles! la medida-, son disparadores de la alegría que tiene en el carnaval su éxtasis. Un carnaval muy peculiar en donde solo se admiten ‘marchinhas’, música creada por los propios habitantes de la ciudad y que lo hacen único, atrayendo miles de visitantes.
El estómago también agradece, la gastronomía de la ciudad ofrece la variada calidad de la comida brasileña –de América, Brasil y Perú se destacan mundialmente por la cantidad de platos registrados- con toques locales que aún persisten.
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Y como si todo lo anterior fuera poco, la región ofrece actividades vinculadas al ecoturismo, como varias rutas de trekking, rafting, cabalgatas, ciclismo y arbolismo.
San Luiz de Praitinga, un paraíso poco conocido en el exterior. ‘un lugar fuera del mapa’, como lo define un poeta local, de los tantos que abundan sumados a músicos, artistas plásticos, escritores que encontraron allí, un lugar de inspiración.
Recomendaciones
Restaurante Sol nascente.
Largo das Merces. 02.
N.º 1 de 44 restaurantes de la ciudad (Tripadvisor)
Recomiendo un plato llamado Vaca atolada.
Mai Será o Binidito
Café Cultural.
Rua Monsenhor Ignacio Gióia 380.
N.º 3 de 44 restaurantes (Tripadvisor)
Café, dulces, vinos, cachacas artesanales, piqueos, quesos, etc.
Bella Italia
Pizzeria, mas de cincuenta variedades.
Rua Monsenhor Ignacio Gióia 306
N.º 8 de 44 restaurantes (Tripadvisor)
Música en vivo, samba!
Montana
Rafting y expediciones.
Turismo de aventura
Rua Orris Barbosa Junior, 825
https://www.facebook.com/montanarafting/
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