Si bien dicen que las personas que nos quieren siempre nos aceptarán por lo que somos, hay algunos comportamientos que demostramos que les dificultan hacerlo. Las ocupaciones diarias y las prioridades cambiantes son las razones típicas de la tensión y distanciamiento en las relaciones.
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Aunque siempre terminamos por culpar a las conexiones perdidas por varias razones que no es uno mismo, la verdad es que incluso las relaciones más fuertes terminan por palabras destructivas y expectativas sofocantes.
Si sientes que has perdido el control de tus relaciones y quieres retomarlo, es momento de hacer conciencia de esos hábitos potencialmente negativos que tienes y darle la vuelta a la situación.
1. TOMAR LAS COSAS MUY ‘A PECHO’
La vida es bastante dura como para tomar todo lo que sucede con el corazón en vez de con el cerebro. Por ejemplo, si tu amigo le pide consejo a alguien más que no eres tú, no significa que no confíe en ti ni que te ha cambiado, simplemente quiso otra opinión.
Además de ser destructivo para la relación, el pensamiento negativo también es perjudicial para tu autoestima. Las cosas que suceden no son un ataque directo a tu persona y esperar a que todos respondan por ti como tú lo harías por ellos, es la clave de la infelicidad. No te hagas conclusiones que no son.
2. LA ENVIDIA
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Todos queremos personas en nuestra vida que nos respalden y es comprensible que aquellos de quienes sientes envidia, sientan cualquier cosa menos tu apoyo. Sé honesto contigo mismo y averigua de dónde provienen esos sentimientos.
3. APROBACIÓN CONSTANTE
Es como tomar las cosas demasiado a pecho, el problema con la necesidad de validación constante es que una vez más le estás dando a la otra persona el poder de definir qué tan bueno eres.
Cuanto más confíes en las personas para que te aprueben, más difícil será encontrar tu identidad para ser verdaderamente tú. Aunque la forma en que nos perciben a los demás es importante hasta cierto punto, tu bienestar no debe basarse en tu reputación.
Aprende a sentirte bien contigo mismo antes de preocuparte en cómo piensan los demás sobre ti. Crece como persona, involúcrate en nuevas actividades.
4. CULPAR AL RESTO
El mundo no pretende destruirte ni conspirar contra ti para que todo te salga mal. Pensar que esto es así, provoca que los demás busquen alejarse de ti para evitar que les eches la culpa de todo.
No está mal sentir triste o abrumado, pero no dejes que eso interfiera con tus relaciones. Respira antes de que comiences a culpar a los demás por tus errores. Piensa que siempre hay una solución en tus manos y lo que no, solo déjalo fluir y no le insistas a los demás de que deben ayudarte o resolver tu vida.
5. HABLAR MAL DE LOS DEMÁS
Es cierto que hablar de otros a veces es parte de una conversación pero esta no tiene que girar en torno a destruir o dejar mal a los demás. Eso por ningún motivo debe ser excusa para hacerte sentir mejor.
Enfócate en tus propios objetivos y alienta a los demás en lo que hagan. Pronto te darás cuenta de que los chismes de otros no son tan interesantes pues estás demasiado ocupada haciendo cosas importantes para ti y los demás.
Por Nueva Mujer
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