El ritmo de vida que llevamos nos ha hecho creer que viajar es una tarea difícil y casi imposible de hacer. Nos dicen que tomar las maletas para recorrer el mundo es un sueño por de más fantasioso para evadir compromisos o la realidad adulta. Error.
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Viajar es parte esencial de la vida y, aunque sea a un pueblo cercano, la playa o cualquier lugar que nos aleje un poco de la rutina, todos necesitamos un cambio de panorama. Éstas son las razones por las que no deberías dudar en enrumbarte en un viaje:
Los viajes te abren los ojos
Si estás abierta y dispuesta, viajar te convertirá en un ser humano increíblemente más completo. Tendrás un nuevo panorama de las cosas, estarás más consciente de lo que te rodea y lo que dejas en tu hogar. Verás otras formas de vida y tendrás una mayor noción de los que piensan diferente a ti.
Te ayuda a aprender quién eres
Todos los desafíos y oportunidades que el viaje pone a tus pies te ayudarán a descubrir quién eres de una manera que sólo es posible en el camino. Ya sea que viajes sola o acompañada, salir de tu rutina te permitirá conocer tus límites y, sin duda, serás más consciente de tu papel en la vida y hasta dónde quieres llegar.
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Creas relaciones significativas
Las personas que conoces durante el viaje se convierten en algunos de los nombres más valorados en tu lista de contactos. Te dan la oportunidad de poner en el mapa nuevos lugares para visitar más adelante. Estas personas te dan un vistazo fuera del círculo de amigos que tienes en tu ciudad natal y te obligan a tener nuevas y refrescantes perspectivas que, finalmente, te hacen entender que todos somos iguales sin importar el color de piel o el idioma que hables.
Adiós estrés y ansiedad
El estrés es la enfermedad del siglo XIX. Las exigencias laborales y el acelerado ritmo de vida nos convierte en esclavos de cientos de malestares que se desencadenan con el estrés y la ansiedad. Tomarte unos días fuera de la oficina, la escuela o los compromisos sociales para visitar una playa paradisiaca, caminar por las calles empedradas de un pueblo cercano o contemplar paisajes en ciudades lejanas te ayudará a respirar, calmar tu mente y ser más feliz.
Viajar te desafía
Viajar te llevará a los límites que creías inalcanzables en todos los sentidos. El camino siempre está lleno de momentos de alegría y desafíos que debes superar, desde comunicarte con otras personas, hasta encontrar un lugar donde poder comer o probar algo único. Si lo haces sola, el mayor desafío será lograr hacerlo todo por tu cuenta y regresar a casa sana y salva y, si viajas acompañada, el desafío será poder empatizar con los que te rodean.
Un viaje te da las mejores historias para contar
Nunca falta el amigo o primo que se la vive contando sus aventuras por el mundo en cada reunión. ¡Es tu turno de hacerlo! Viajar te brinda buenas historias, aunque no lo hagas seguido, decir “el año que fui a…”, siempre será grato de recordar y contar. Las historias de viaje te dan puntos extra en la fiesta, incluso cuando las situaciones parecen triviales, la nostalgia se convertirá en risas y aprendizaje para todos.
Viajar es educación
Es increíble cuánto conocimiento puedes obtener durante un viaje. Ver el mundo proporciona una lección que es absolutamente imposible aprender en la escuela: aprendes de economía, política, historia, geografía y sociología de una manera intensa y práctica, sin tener que estar sentada durante horas en una clase. Y si la escuela no estuviera consciente de ello, ¿por qué hay facilidades para hacer intercambios a otros países durante el año escolar? Durante tu estancia en otro país hasta puedes aprender otro idioma y no hay mayor satisfacción que tener un conocimiento así de global.
Nueva Mujer
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