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POR ISMAEL CALA@CALA
El cuerpo está liderado por nuestro órgano más importante, el que rige cada paso de la vida. Recientemente, leí una entrevista con el catedrático de psiquiatría Manfred Spitzer, autor de “Demencia digital”, quien alertaba sobre los riesgos de las nuevas tecnologías. Es una evidencia que hemos desechado las páginas, para sustituirlas por pantallas. Las nuevas generaciones se han adaptado a los dispositivos, desde el teléfono que les despierta cada mañana hasta la lectura en ebooks, pasando por la dependencia de los smartphones y las redes sociales. Esta relación constante con los dispositivos puede provocar ralentización cerebral, pues, según Spitzer, perdemos capacidad de reflexión y retención de memoria.
Es fundamental mimar al máximo a nuestro órgano líder. La neuroplasticidad es una característica que posibilita potenciar el cerebro, con ejercicios diarios de memoria o agilidad mental. Un estudio realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, publicado en la revista “Cortex”, asegura que nuestra capacidad cardiorrespiratoria está directamente relacionada con la memoria. Los investigadores han resuelto que las personas con una alta resistencia obtienen un mayor dinamismo mental.
Así se cumple el refrán: “cuida tu cerebro, que tu cerebro cuidará de ti”. La atención debe procurarse desde la infancia. Debemos ser conscientes de que el cerebro es una especie de músculo que podemos entrenar para desarrollarlo. Es más, la Universidad del estado de Michigan ha desvelado que los niños que creen que la inteligencia puede crecer, prestan más atención y se recuperan de sus errores de manera más efectiva que los que piensan que la inteligencia es fija.
La investigación, que midió las ondas cerebrales de los participantes, sugiere que maestros y padres deben ayudar a los niños a prestar más atención a los errores que cometen, para que aprendan mejor sobre ellos, en lugar de alejarse o ignorarlos. El líder del estudio, Hans Schroder, recomienda a padres y maestros que enseñen a los pequeños a ser responsables de sus errores y a convertirlos en oportunidades para aprender.
Por muchos años más, los investigadores continuarán desentrañando los misterios del órgano más desconocido: el cerebro. Mientras, estamos obligados a estudiar y gestionar mejor las oportunidades ilimitadas de la mente.
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