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VANNA PEDRAGLIOCOACH DEPORTIVA Y NUTRICIONAL
Los alimentos pueden nutrirnos y ayudarnos a tener una mejor performance física o todo lo contrario. También tienen la capacidad de afectarnos negativamente a través de una mala digestión, hormonas o niveles de azúcar en la sangre que pueden perjudicar el descanso de calidad que necesitamos, causar fatiga o somnolencia. Es por eso, que cuando nos sentimos con frecuencia cansados después de un buen entrenamiento, lo primero que debemos revisar es nuestra dieta. No solo se trata de consumir lo que creemos que es de calidad o sano; es importante tomar en cuenta la cantidad y, sobre todo, que sea natural y poco o nada procesado.
Pongamos algunos ejemplos que perjudican nuestra resistencia física. Entre los que considero más importantes está la combinación de avena procesada con azúcar y/o leche. Hay muchos deportistas acostumbrados a desayunar avena, lo que está muy bien si está entera o en grano, pues es uno de los alimentos que contienen más cantidad de fibra y nutrientes. Pero debe estar entera porque es la única manera de saciarnos. Si es avena de bolsa o procesada, pierde estas propiedades. Y combinada con azúcar simple o de mesa puede jugarnos en contra, elevando la cantidad de la misma en la sangre. En lugar de saciedad y energía, provocará lo contrario y nos puede causar un bajón de glucosa o fatiga temprana. Para contrarrestar eso pueden agregársele nueces picadas, semillas de chía o linaza y así controlar mejor el impacto de la insulina en la sangre, obteniendo energía estable.
Otro error que cometemos es comer muchos frutos secos de una sola vez. Son muy saludables y tienen muchos beneficios para el organismo. Sin embargo, cuando se trata de aumentar la eficiencia energética, consumirlos de manera exagerada (más de un ¼ de taza) produce un desequilibrio en la digestión y aumenta las hormonas que favorecen la somnolencia. Por ello, disminuye significativamente el rendimiento.
El yogurt es otro alimento común entre los deportistas, pero no todos son buenos. Los hay elaborados con altos niveles de azúcar y poca cantidad de grasas, elevando nuevamente -como con la avena- el azúcar en la sangre y haciendo picos de insulina. Para que no te suceda eso, te recomiendo el yogurt griego, mezclado con bayas y algunos frutos secos.
El café es para muchos una bebida cotidiana. Pero debemos tener mucho cuidado con él. Tomarlo por las noches o por las tardes puede afectar nuestro descanso o el sueño reparador necesario para adaptarnos adecuadamente al estímulo del entrenamiento. Para evitar que el consumo de café afecte tu nivel de energía, debes tomarlo en la mañana, sobre las 10 a.m.-12 m. En ese horario los niveles de cortisol comienzan a disminuir, por lo que una taza de café es excelente para una buena sesión. Eso sí, la última taza del día que consumas antes de entrenar debe ser aproximadamente a las 3 p.m., dejando como mínimo 6 horas antes de la hora de dormir.
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Por último tenemos los jugos de frutas. Es común tomar por las mañanas un jugo surtido como fuente de energía, pensando que no afecta nuestra digestión. Y sí, tal vez, no afecte la digestión, pero sí nuestros niveles de azúcar. Y no cuenta con grasas, fibra o proteínas que podrían balancear este efecto para poder permanecer mucho más activos. Para evitar esto, puedes agregarle una fuente de proteínas – puede ser vegetal como los frutos secos- y tal vez un poco de verduras de hoja verde.
La calidad de nuestros alimentos es un factor decisivo como parte del plan de un entrenamiento eficiente. Así que toma en cuenta estos consejos para no quedar exhausto durante o después de un entrenamiento intenso.
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Si no la necesitas, no la pidas. Controlemos el uso innecesario de los materiales de plástico.
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