A continuación te presentamos una parte del artículo de Carolina Aguirre, publicado en Planeta Joy.
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1. Compran lo que tienen ganas sin planear un menú semanal y tienen la heladera llena de cosas que no se pueden combinar. Lechuga, lentejas, dulce de leche, huevos de codorniz, polvo de hornear, aceite de dendé y paté de brócoli. Terminan comiéndose el dulce de leche con un tenedor en la puerta de la heladera ¿O qué más pueden hacer con semejante mezcla?
2. No cocinan nada porque suponen que todo es demasiado difícil o al revés, creen que pueden hacer cualquier receta que ven en TV. Se quedan en las hamburguesas congeladas porque asumen que hacen un omelette es muy difícil o se embarcan a hacer un locro cuando hasta el día de ayer no sabían sacar las salchichas del agua antes de que exploten. ¿El término medio? Bien gracias.
3. Descubren dos o tres ‘recetas’ fáciles para y las repiten hasta odiarlas. Salchi-empanadas, pizzetas hechas con figacitas de pan, hamburguesas, fideos, arroz con huevo y sándwiches son las cinco comidas que prefieren los recién iniciados en el mundo de la independencia de mamá. Se les nota, sobre todo, cuando van a comer a un cumpleaños, porque liquidan, como aspiradoras industriales, cualquier cosa que les pongan sobre la mesa menos el florero.
4. Abusan del delivery y se quedan sin plata el día 7 del mes. El delivery es cómodo y te saca de un apuro cuando llegás tarde a casa, pero el talón de Aquiles presupuestario de los jóvenes solteros. Esa misma pizza que pagaste $50 hecha en tu casa sale menos de $20 y la podés comer caliente sin que la moto la haya paseado por media Buenos Aires.
(Con información de Planeta Joy)
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