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Andrea Sánchez Metro World News
¿Alguna vez te has preguntado por qué los hombres no lloran o por qué les cuesta más trabajo expresar sus sentimientos? Juan Guillermo Figueroa Perea, doctor en Sociología e investigador del Colegio de México, nos habla de masculinidad y los peligros de ser hombre en la sociedad actual.
¿Qué es la masculinidad?
Es un concepto difícil de definir. Hay quienes hacen referencia a la masculinidad como todo aquello inherente a los hombres, pero hay una necesidad muy grande de definir este término, pues no todos los hombres hacen lo mismo. Incluso hay mujeres que también llegan a desarrollar actividades ‘socialmente’ designadas para los hombres.
¿Y por dónde iría esa definición de masculinidad?
Hay hombres que encajan en algo que se llama el modelo dominante o hegemónico y descalifican tanto a las mujeres como a los sujetos masculinos que no encajan en ese modelo. Académicamente hablando, uno podría decir que la masculinidad refiere a relaciones de poder y las relaciones entre sujetos.
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¿Qué retos tienen los hombres ante el feminismo?
Una de las grandes ense- ñanzas que el feminismo dejó es que, tal como lo dijo Simone de Beauvoir, no se nace siendo mujer, se aprende a serlo. Aplicando esta frase a los hombres, ellos no nacen siéndolo, aprenden a serlo. A los hombres, y en especial a las mujeres, se nos ha dicho cuáles son los comportamientos aceptados. La sociedad surte en nosotros una especie de entrenamiento, una imposición de lo que espera que seamos, de ahí que haya dificultades para acceder a derechos de manera íntegra. Aunque ser hombre es un privilegio en una sociedad patriarcal, poco se habla de los costos de serlo. Por ejemplo, a los hombres se les enseña que el autocuidado y la prevención no encajan en el estereotipo de hombre socialmente aceptado. Digo esto no con el objetivo de victimizar a los hombres o a las mujeres, se trata de trabajar por la igualdad y la equidad para ambos.
‘Los hombres nos morimos por ser hombres’. ¿A qué se refiere usted al decir esta frase?
A que los hombres aprenden que quieren llegar a ser hombres. En ese proceso aprenden que hay que ser valientes, violentos, no reconocer debilidades ni prácticas de autocuidado. Entonces se enganchan en una serie de prácticas que algunos especialistas han llamado negligencia suicida hacia ellos mismos. Literalmente acaban falleciendo como hombres. Si yo quiero ser muy hombre, entonces me peleo con el que tengo enfrente, me puedo alcoholizar y pretender que estoy bien para manejar y no me pasa nada. Entonces, en el ser hombre llevo el propio riesgo de morirme. Hay muchas muertes que se podrían prevenir no con mejores servicios de salud, sino cambiando ciertos modelos de ser hombre.
¿Los hombres no saben cuidarse?
Michel Foucault habla del cuidado de sí mismo, entendiéndolo como quererse en contextos. Cuando uno se quiere a sí mismo, de alguna manera se cuida, pero si lo que uno busca es que los otros lo reconozcan, puede que sea bastante temerario y ante esta situación encuentre su propia muerte. Muchas feministas asumen de una manera muy sencilla que ser hombre se trata solo de privilegios. Ciertamente, ser hombre en una sociedad patriarcal da muchas ventajas, pero a veces no se nombran los costos negativos de esas mismas referencias patriarcales.
¿Qué pasa con los hombres que están siendo criados por mujeres feministas?
No solo las mujeres están criando hombres, también los hombres lo están haciendo. Muchas mujeres pasan más tiempo con sus hijos que los papás, pero esa ausencia también educa y el contexto hace lo propio. Habría que hacer públicas muchas más discusiones para evidenciar que unos y otros tenemos los mismos derechos, pero también para hacer manifiesto que ambos podemos vivir situaciones de violencia.
¿Acaso los hombres sufren más violencia que las mujeres?
En la actualidad se cree que las únicas que sufren violencia son las mujeres, pero cuando veo los datos estadísticos hay más muertes por homicidios de hombres que de mujeres. Eso no quiere decir, por supuesto, que minimicemos cualquier combate contra el feminicidio, pero resulta clarísimo que hay más muertes violentas de hombres que de mujeres. El pequeño problema es que algunos actores de la sociedad señalan que si los hombres se matan entre hombres, entonces eso no es tan grave. Y sí es preocupante que a las mujeres y a los hombres los maten otros hombres.
¿Reconocer los derechos de las mujeres, entonces, sería más seguro para los hombres?
Seguro, para que los hombres tengamos más legitimidad en defender nuestros propios derechos, lo que necesitaríamos hacer de manera explícita es reconocer los derechos de las mujeres.