Este es un tema muy interesante sobre una duda común entre las mujeres que empiezan a entrenar. ¿Debemos hacer lo mismo que los hombres? No hay quien no haya pensado que, a diferencia del entrenamiento masculino, en el caso de nosotras es mejor siempre hacer ejercicios con menos peso y más repeticiones, porque nuestro biotipo no debería ser tan musculoso.
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En verdad, naturalmente las mujeres no podemos desarrollar la musculatura con la misma facilidad de los varones. Por eso, es equivocado que pensemos que nosotras no debemos trabajar la fuerza, ¡todo lo contrario! Chicas, el entrenamiento para nosotras no debe diferir demasiado del de un hombre, pero sí se deben tener en cuenta una serie de cuestiones para poder obtener los resultados de fuerza y masa muscular que buscamos.
Para empezar, debemos entender que la mujer puede adaptarse al mismo trabajo de fuerza de un hombre. La diferencia está en nuestras hormonas. La secreción de testosterona después del entrenamiento en los varones es significativamente mayor. Por eso es que ellos pueden adaptarse con más facilidad al entrenamiento de mayores cargas y de una manera más rápida. Por lo mismo, las mujeres no debemos preocuparnos por un desarrollo muscular excesivo. Eso no sucederá, pues no más del 40% de nuestro peso corporal puede ser masa muscular magra.
Ojo, esto no quiere decir que no podamos desarrollar la misma o incluso mayor fuerza que ellos, ¡claro que podemos! Tendremos que trabajar más duro, sí, pero, aunque no se desarrolle la musculatura del mismo tamaño o logremos la hipertrofia masculina, nuestra fuerza puede ser exactamente igual. En nuestro caso, el tamaño no es consecuencia de la fuerza. Así que, chicos, ¡no nos subestimen!
Es por esta misma razón hormonal y de desarrollo muscular que a los hombres les cuesta menos perder grasa corporal. Al haber un aumento de la masa muscular al practicar deporte intenso, ellos elevarán su tasa metabólica basal (la tasa en la cual nuestro metabolismo consume calorías). Dicho de manera más simple, a mayor porcentaje de musculatura, mayor consumo energético. Y como la fuente de energía en nuestro organismo es grasa en su mayoría, los hombres consumen más grasa corporal.
Dicho esto, ya tenemos razones para creer que es mejor que un chico sea nuestro partner en los entrenamientos. Realizar el mismo tipo de entrenamiento a las mujeres podrá costarnos significativamente más al inicio que a ellos, pero nuestro beneficio en el largo plazo en comparación será muchísimo mayor.
En este punto, ya podemos ir concluyendo que las mujeres deben hacer deporte sin importar su edad. Una práctica constante y disciplinada será vital para mantener la densidad ósea y la masa muscular dentro de los niveles que se consideran saludables, para llevar una vida más activa y de mejor calidad. Por eso es importante que conozcan los mecanismos con los cuales el deporte protege nuestro cuerpo.
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Al realizar actividad física producimos una sustancia denominada IGF-1, factor que tiene la capacidad de reconstruir nuestros huesos, evitando sufrir fracturas o la temida osteoporosis que ataca con el paso de los años. Al mantener una tasa metabólica elevada, un buen volumen de masa muscular, una adecuada densidad ósea y poca grasa corporal, lograrán no solo mantenerse bien estética y físicamente, sino también verse mucho más jóvenes. Tener un cuerpo activo, con poco riesgo de padecer cualquier enfermedad metabólica, nos permitirá hacer una marcada diferencia entre nuestra edad cronológica y nuestra verdadera edad biológica.
Si ven a un adulto mayor corriendo una maratón o disfrutando de su deporte favorito con disciplina, les aseguro que la edad biológica que pueda tener definitivamente será mucho menor a la de cualquier persona en sus treintas que tiene sobrepeso y lleva una vida sedentaria. El cuerpo es un organismo vivo y para mantenerse a tope en su desarrollo y regeneración debe estar activo al 110%. Así que, chicas y chicos, ¡a entrenar duro!