Kamil pronto cumplirá cinco meses y goza ahora de buena salud pero estuvo al borde de la muerte. Nació prematuramente con solo 25 semanas de gestación en Legnica, en el oeste de Polonia.
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Al décimo día de nacer su situación era crítica.
‘El músculo del corazón y el ritmo cardíaco eran débiles. Además, sus riñones casi dejaron de funcionar. En tres días, Kamil produjo cincuenta mililitros de orina habiendo absorbido 450 mililitros de líquido. Sufría un edema monstruoso’, señala Wojciech Kowalik, jefe del servicio de terapia intensiva de neonatos del hospital de Legnica.
Al no hacer efecto los tratamientos tradicionales, a Kamil le conectaron a un riñón artificial. Este aparato bombea sangre del paciente, la filtra y la regresa a sus venas. En general, este tratamiento está pensado para recién nacidos con al menos tres kilos de peso y Kamil tan sólo pesaba 820 gramos.
‘Kamil es el bebé más pequeño que sobrevive en el mundo gracias a este método. Se había intentado con bebés así de pequeños, pero ninguno sobrevivió’, agrega Kowalik.
La historia de Kamil es especialmente significativa para Jurek Owkiak. En 1993, tras la caída del comunismo en Polonia, este periodista fundó una organización humanitaria que recauda fondos para material médico.
Hace tres años, ofreció al hospital de Legnica el riñón artificial que salvó la vida de Kamil. En 23 años, su asociación ha recaudado cerca de 160 millones de dólares.