Por Marcos Chumpitaz
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El verano es un tiempo ideal para salir a pasear y disfrutar el clima. Sin embargo, no todo es felicidad bajo el sol: el aumento de las temperaturas, aunado a la fuerte humedad forman un caldo de cultivo ideal para sufrir diversas afecciones a la salud.
Según el Ministerio de Salud, los problemas más comunes en esta temporada están asociados a las infecciones, principalmente las digestivas. Esto se produce principalmente por la manipulación de alimentos crudos contaminados, como carne, huevos o pescados, e incluso las verduras (una de las bacterias más persistentes en esta temporada es la salmonella). Estas infecciones se manifiestan a través de dolores de estómago fuertes, fiebre, vómitos y diarrea.
Para evitarlo, es importante refrigerar los alimentos y no tenerlos a temperatura ambiente. Además, se recomienda beber solo agua embotellada y evitar comer en restaurantes sin garantías.
En caso tengas alimentos cocinados, ponlos en el refrigerador y consúmelos en el menor tiempo posible. Asimismo, lava bien las frutas y verduras que tengas en casa. Y lo más importante: aséate las manos antes de comer y después de ir al baño.
Cuidado con la otitis
Otro de los problemas más comunes en verano está relacionado al mar y las piscinas. Se trata de la otitis externa u ‘otitis del nadador’.
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Una de sus causas es precisamente permanecer mucho tiempo en el agua. Esto produce un exceso de humedad en el oído, lo que resulta favorable para las bacterias y hongos. Si bien la otitis aguda afecta a todo tipo de personas, es más común en los niños. Sus síntomas más comunes son dolor de oído, al masticar, falta de audición y secreciones anormales de líquido.
Para prevenirla, es importante que se sequen bien los oídos después de un baño. Los expertos recomiendan inclinar la cabeza hacia un lado y golpearla suavemente para que salga el agua. El uso de tapones de oídos (que se venden en farmacias) también puede ayudar.
Golpes de calor
En los niños más pequeños, el exceso de sol puede ser muy peligroso. Además del daño en la piel, un exceso de calor puede afectar el sistema de regulación de la temperatura del cuerpo y producir lo que se llama ‘golpes de calor’.
Estos se manifiestan con agotamiento, piel roja y muy caliente, dolor de cabeza intenso y en algunos casos, pérdida de conciencia.
Para hacer frente a las altas temperaturas, es vital consumir abundante líquido, pasear por la sombra, evitar los ejercicios bajo el sol y tomar duchas las veces que sea necesario. Hay que sumar el uso de sombreros, lentes de sol y bloqueadores.
Que no te piquen
El verano también es conocido por ser la estación de las picaduras de mosquitos. El mayor contacto de niños y adultos con ambientes naturales aumenta el riesgo de sufrir dichas molestias.
Además, recordemos que esta es la temporada favorita de estos insectos para visitar las casas. Lo mismo sucede con la arañas. En estos casos, es preciso el uso de repelentes no tóxicos. En algunos supermercados se puede adquirir los famosos dispositivos tipo ‘enchufe’ para prevenir esta molesta presencia, tanto de día como de noche.
Y si eres víctima de una mordedura de araña, lo mejor es acudir de emergencia al hospital más cercano.
Cuestión de piel
La piel también se daña con el calor. Aquí, algunas recomendaciones para cuidarla:
•Zonas delicadas. Los escotes, las manos, el cuello y las orejas son áreas sensibles a los rayos ultravioleta. Por ello, es importante aplicarles protector solar y cremas hidratantes. La hidratación debe ser mayor cuando vayamos a entrar al mar o una piscina.
•Alimentación. La piel también es un buen reflejo de nuestros hábitos alimenticios. Si quieres lucir radiante, consume muchas frutas y hortalizas y bebe bastante agua. Eso mejorará la apariencia de la tez y te mantendrás sano interna y exteriormente.