Las personas solemos decir mentiras como “Lo siento, mi teléfono murió”. Se dice que cada día escuchamos de 10 a 200 mentiras. Y a través del tiempo hemos gastado mucho tiempo tratando de detectarlas con instrumentos de tortura, polígrafos, analizadores de voz y electroencefalogramas. Pero lo que no saben, es que muchos de estas máquinas pueden ser burladas con la suficiente preparación.
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Tampoco es muy conocido que la mentira produce cambios fisiológicos en la persona que la dice. ¿Qué tal si utilizamos la ciencia de la comunicación para analizar las mentiras? A nivel sicológico, las personas mentimos para pintar una mejor versión de nosotros mismos. conectando nuestra fantasía con la persona que deseamos ser más que con la que somos.
Nuestra consciencia solo controla el 5% de nuestras funciones coginitivas, incluyendo comunicación. El resto no lo podemos controlar.
Según los libros de monitoreo de la realidad las historias basadas en experiencias imaginarias son cualitativamente diferentes a las basadas en experiencias reales. Quiere decir que crear una historia falsa sobre nosotros toma trabajo y se utiliza un patrón de lenguaje distinto.
Una tecnología conocida como análisis de texto lingüístico ha ayudado a identificar cuatro de estos patrones.
Primero. El mentiroso hace menos referencia a uno mismo cuando da información engañosa. Hablan o escriben más acerca de otros, casi siempre utilizando la tercera persona para distanciarse y desasociarse de su mentira.
¿Qué suena más falso? “Absolutamente ninguna fiesta se realizó en esta casa” o “No tuve ninguna fiesta aquí”.
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Segundo. Los mentirosos tienden a ser más negativos, porque a nivel subconsciente se sienten culpables de mentir. Por ejemplo, un mentiroso dirá: “Disculpa, mi estúpida batería de teléfono murió. La odio”.
Tercero: Los mentirosos generalmente arman la historia de manera simple, ya que a sus cerebros les cuesta construir una mentira compleja. El juzgar y evaluar son cosas complejas para nuestros cerebros. Como alguna vez dijo un famoso presidente de Estados Unidos. (Bill Clinton): “No tuve relaciones sexuales con esa mujer”.
Cuarto. Aún cuando los mentirosos mantienen sus descripciones simples, tienen a usar estructuras de oraciones más largas y complejas. Agregan palabras innecesarias e irrelevantes para adornar la mentira. Otro presidente al que se le destapó un escándalo (Richard Nixon) dijo: “Puedo decir categóricamente que esta investigación indica que ningún trabajador de la Casa Blanca, ni nadie de esta administración actualmente contratado estuvo envuelto en este extraño incidente”.
En práctica
Apliquemos el análisis lingüístico en algunos ejemplos conocidos. Compara una entrevista del siete veces ganador del Tour de France, Lance Armstrong en el 2005 en la que negaba haber tenido ayuda de drogas, con una entrevista del 2013 cuando lo admitió. Su uso de pronombres personales aumentó en cerca de 3/4.
Nótese el contraste. Cuando no admitía: “Está bien, sabes, un chico en un laboratorio francés, parisino, abre tu muestra, sabes, Jean Francis tal y tal, y hace el test. Y luego recibes una llamada de un diario que dice que encontraron positivo seis veces en dopaje”. Cuando lo admitió: “Me perdí en todo esto. Estoy seguro que habría otra gente que no podría manejarlo, pero yo lo pude manejar. Y estaba acostumbrado a manejarlo, como todo en mi vida. Yo controlo cada resultado en mi vida”.
En su negación, Armstrong describió una situación hipotética enfocada en alguien más, saliéndose él de la situación. Pero cuando admite su error se adueña de sus palabras. ahondando en sus emociones y motivaciones.
Pero el uso de pronombres personales es solo un indicador de engaño. Veamos otro ejemplo del exsenador y candidato presidencial John Edwards. Cuando no admitía su peternidad: “Solo sé que el supuesto padre ha dicho públicamente que él es el padre del bebé. No he estado comprometido en ninguna actividad en la que se me imputa, ni he realizado pagos de ningún tipo a la mujer o al supuesto padre del bebé”.
Esta no solo es una larga y adornada forma de decir “Ese bebé no es mío”, sino que Edwards nunca llamó a las personas por sus nombres.
Ahora comparemos con lo que dijo cuando admitió la paternidad: “Soy el papá de Quinn. Haré todo lo posible para darle cariño y apoyo que merece”. La oración es corta y simple llamando a todo por su nombre.
¿Cómo se pueden aplicar estas técnicas a tu vida?
Recuerda que muchas de las mentiras que encontramos a diario son mucho menos serias que estos ejemplos, y son menos dolororsas. Pero aún así vale la pena estar advertidos con estos indicadores: mínima referencia a uno mismo, lenguaje negativo, explicación simple, y fraseo complejo.
Estos tips te pueden ayudar a evitar una información engañosa de la bolsa de valores, un producto poco efectivo o una terrible relación sentimental.