1. En principio, hay que identificar si existe algún factor externo que produzca la ansiedad. Una mala relación de pareja, inseguridades personales, estrés laboral y más podrían ser los causantes. La misma no desaparecerá hasta que se solucionen.
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2. Se dice que la depresión es una preocupación constante por el pasado, mientras que la ansiedad, por el futuro. Hay que vivir en el presente y dejar el mañana para después. Uno puede proyectarse, pero sin ponerse ansioso.
3. Si una persona tiende a reprochar sus propias acciones, ello empieza a generar mucha ansiedad. En esos casos, es importante empezar a confiar en uno mismo y ser consecuente con las decisiones que se toman en la vida.
4. La desesperación por afecto y cariño también es una fuente de ansiedad para muchas personas. Los seres queridos son muy importantes, pero no es aconsejable depender al cien por ciento de su atención ni aprobación. No hay que tenerle miedo a la soledad.
5. El sentir que uno no es una persona digna, sea en el plano emocional o profesional, es un síntoma típico de una baja autoestima. Cuando una persona no se quiere a sí misma, es bastante común que viva afligida, envuelta de ansiedades.
6. Las mentiras también son un detonador frecuente para la ansiedad. El miedo a ser descubierto, la paranoia, los sentimientos recurrentes de culpa y remordimiento, son absolutamente perjudiciales. Mentir nunca vale la pena, basta con la verdad.
7. El ‘qué dirán’ es una de las más recurrentes preocupaciones de las personas que viven ansiosas. Hay que dejar de lado lo que los demás piensan de uno, y simplemente, ser uno mismo. Las personas, de todos modos, siempre tendrán algo para decir.
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8. El sentir que uno no está consiguiendo sus metas, mientras el tiempo transcurre, es otra de las razones por las que alguien empieza a sentirse ansioso. Hay que ser paciente, darle tiempo al tiempo, y trabajar muy duro para conseguir lo que uno quiere.
9. Los problemas económicos también nos generan ansiedades, por lo que hay que aprender a identificar cuáles son nuestros mayores gastos, y en qué se puede ahorrar. Además, vale la pena evaluar qué se podría hacer para obtener un mejor salario.
10. Las enfermedades que nos aquejan, o de las cuales padecen nuestros seres queridos, parecen ser un problema sin solución. Efectivamente, no hay mucho que pueda hacerse, salvo mantener la calma. La ansiedad solo empeorará esta clase de situaciones.
11. Si la ansiedad persiste, todo el tiempo, sin motivo o razón aparente, ha llegado el momento de consultar a un especialista. No serás el primero ni el último en hacerlo, y no tienes por qué sentirte avergonzado. Tu salud siempre debe ser lo primero.