Vida y Estilo

La vigorexia, cuando hacer deporte es un problema

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Comer sano y hacer deporte trae múltiples beneficios para el organismo, pero hacerlo en exceso puede ser señal de que se han trasgredido los límites de lo saludable.

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Así, un culto abusivo por controlar los alimentos que se ingieren con el fin de ganar musculatura puede ser la señal de un trastorno vigoréxico, indica el especialista en salud mental Víctor Alcázar.

‘Las personas con vigorexia exacerban su aspecto físico y su alimentación’, comenta este profesional del Hospital Hermilio Valdizán.

Para explicar mejor las implicancias de la vigorexia, Alcázar lo compara con la peligrosa anorexia (trastorno que lleva a perder peso de forma obsesiva). ‘Los vigoréxicos se perciben como débiles porque su cuerpo no está lo suficiente desarrollado’, comenta.

Por ello, comienzan a consumir muchas proteínas (como pollo, y claras de huevos), a abusar de las pesas en el gimnasio y a tomar productos metabólicos como energizantes para aguantar más el esfuerzo.

‘Saben que a veces esos productos no necesariamente son buenos para el organismo, ya que pueden alterar su fisiología normal pero igual invierten su dinero en comprarlos’, explica.

Y es que estos productos como el óxido nítrico (utilizado por los fisicoculturistas) contraen el corazón, pueden alterar la respiración y hasta causar un infarto.

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Según el especialista, las personas vigoréxicas llegan a esta situación por problemas de personalidad: por ejemplo, tienen poca autoestima y se infravaloran mucho.

‘En el fondo, el vigoréxico busca mejorar su físico porque así cree que puede tener una mejor aceptación, ser admirados o atraer la atención de un grupo social determinado’.

¿Como se diagnostica y se trata?

Para saber si una persona es vigoréxica, debe pasar por una prueba psicológica y otra psquiátrica. Este trastorno se trata mediante psicoterapias donde se trabajan aspectos comos la autoestima. En función de la gravedad del caso, las sesiones pueden ser semanales, quincenales y hasta con una mayor frecuencia.

¿Dónde está el límite entre una persona vigoréxica y otra que no lo es pero sí se cuida?

Todo dependerá del fin por el que lo hacen. Por ejemplo, los deportistas de alto rendimiento no son vigoréxicos. Ellos controlan sus comidas y horas de entrenamiento por una función práctica. Sin embargo, los vigoréxicos lo hacen por un trastorno.

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