El departamento donde atienden a sus clientes es un singular rincón barranquino (Jr. Tacna 563, Dpto. 3). Con destellos de color y música, las puertas se abren día a día para recibir a una variedad de personajes que llegan con ganas de un buen corte, una asesoría de imagen o, por qué no, un cambio de look radical. Sin embargo, la clave no solo está en el ambiente acogedor que han logrado montar, sino en contar con una sensibilidad especial: poder mirar a alguien portando los conocimientos del caso y atreverse a decir, esto es lo que va y por qué.
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La naturalidad y calidez en el trato que Salvattore y Francesco Giaquinta -padre e hijo, ambos estilistas italianos- tienen con sus clientes es una de las cualidades que los distingue. Otra es el tiempo que se toman para cada cliente. Y tal vez esa sea una de las razones por las que han logrado establecer un importante vínculo con sus alumnos de Senza Frontiera (Sin Fronteras): un proyecto de responsabilidad social que tiene como objetivo capacitar a personas de bajos recursos para que sean estilistas profesionales.
‘Al principio estuvimos por Huachipa y no fue nada fácil, la comunicación tuvo que ir construyéndose de a pocos, tuvimos que ir ganándonos la confianza de la gente hasta que logramos formar un equipo unido de trabajo’, nos cuenta Francesco. La respuesta fue positiva: algunas de las alumnas ya tienen planes de montar sus propias peluquerías y Senza Frontiera se proyecta a crecer con la buena voluntad de maestros como estos.
Y mientras esto ocurre, padre e hijo seguirán haciendo crecer su labor como estilistas y seguirán entregando todos sus conocimientos, dedicación y su buena onda, a ambos lados de la ciudad.