El estudio, que fue realizado durante 25 años en cerca de 90.000 mujeres de entre 40 y 59 años, muestra que las mujeres que se realizan una mamografía anual durante cinco años no corren menos riesgo de morir de un cáncer de seno que aquellas que se hicieron sólo un examen físico.
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Tras 25 años, se registraron 500 decesos por cáncer de seno entre las 44.925 mujeres que se hicieron una mamografía anual contra 505 muertes entre las 44.910 mujeres del grupo testigo.
Las mujeres que participaron en el estudio fueron asignadas a un grupo al azar.
No obstante, se detectaron más tumores de mama en el primer grupo, es decir 3.250, contra 3.133 en el segundo al final del estudio.
El desequilibrio entre ambos grupos existía ya tras los primeros cinco años de estudio, con 666 cánceres detectados entre las mujeres del primer grupo contra 524 en el grupo testigo, es decir un “excedente” de 142 tumores.
Este “excedente” era de 106 tumores a los 15 años, lo que, según los autores, “significa que el 22% de los cánceres diagnosticados en el primer grupo fueron sobrediagnosticados”.
Los tumores eran además más pequeños (1,4 cm en el primer grupo contra 2,1 cm en el segundo) en el momento del diagnóstico.
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El sobrediagnóstico se refiere a la detección de tumores pequeñísimos que no habrían tenido ningún impacto en la vida del paciente.
Basándose en estudios que muestran una disminución de la mortalidad, varios países occidentales han implantado programas de detección del cáncer de mama. En Francia por ejemplo, este programa se dirige a todas las mujeres de entre 50 y 74 años, a las que se invita a hacer una mamografía cada dos años, cubierta al 100% por el seguro médico.
Pero otros estudios son más contradictorios: según una investigación de la Collaboration Cochrane, publicado por primera vez en 2000 y desde entonces regularmente reevaluado, la tasa de mortalidad de las mujeres que se someten a exámenes para detectar cáncer de mama es la misma que la de las demás mujeres.
Al contrario, un estudio británico publicado en 2012 estimó que las campañas de detección del cáncer de seno salva vidas, aunque desemboca en un sobrediagnóstico estimado a casi el 20% de los cánceres detectados.
En declaraciones de septiembre pasado, el doctor Jérôme Viguier, director del Departamento de Salud Pública y cuidados del Instituto Nacional de Cáncer (INCa-Francia), estimó por su parte que esta controversia está “científicamente resuelta”.
Según los últimos estudios, los programas de detección han permitido reducir la mortalidad debido al cáncer de seno del 15 al 21% y evitar 150 a 300 muertes entre 100.000 mujeres que se realizan exámenes par detectar cáncer de mama durante 10 años, sostuvo el doctor Viguier.
“Nuestros resultados coinciden con la opinión de algunos expertos que consideran que las políticas de detección a través de mamografías deben ser reexaminadas” en los países occidentales, concluyen por su parte los autores del estudio canadiense.
Pero según ellos, ésto no será fácil “porque los gobierno, los organismos que financian la búsqueda, los investigadores y los médicos pueden tener un interés a continuar con estas actividades bien establecidas”.