Por: Luciana Monge
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‘Un árbol por cada habitante’ es el eslogan no oficial con el que se promociona Porto Alegre, una ciudad caracterizada por su entorno natural. Llegar aquí es encontrarse con la combinación de su arquitectura tradicional y edificios modernos con vistas panorámicas a su emblemático lago. En un solo paseo, el visitante puede encontrarse con el mercado público, que concentra la vida cotidiana de la ciudad, y con las lujosas casas construidas a orillas del lago Guaíba. Con casi cuatro millones de habitantes en su área metropolitana y considerada un centro industrial, Porto Alegre es una de las ciudades más importantes de Brasil.
De vuelta a las raíces
A solo tres horas de camino por una carretera en perfecto estado se encuentra el municipio de Flores da Cunha. ‘Somos brasileños por elección, pero gaúchos antes que todo’, dice Fatima Ortiz, miembro de la Secretaria de Turismo de Flores da Cunha, en una frase que resume bien el espíritu de la región. Descendientes de italianos y alemanes, los gaúchos se esfuerzan por mantener vivas las tradiciones de sus abuelos, afortunadamente para los visitantes, que podemos disfrutar una deliciosa comida italiana sin salir del continente.
El Restaurante Famiglia Veadrigo es uno de los lugares donde se puede acceder a estas comidas. El primer plato es una tradicional sopa de ñoquis, perfecta para combatir la nieve que puede caer en invierno. Le sigue un banquete de carnes asadas en brasas, pastas, ensalada fresca, queso y polenta fritos. Todo esto armonizado con vinos de su propia vinícola.
En un esfuerzo por traer visitantes a su región, un grupo de empresarios y la secretaria de turismo local idearon una hoja de ruta que agrupe paseos que logren mostrar la vida diaria de las familias. ‘Compassos da Mérica Mérica’ oferta visitas a familias productoras de setas, frutas, uvas y vino. El nombre fue inspirado por la letra de La Mérica, del poeta Angelo Giusti, que es el himno oficial de la inmigración italiana en el estado Río Grande do Sul.
Flores da Cunha es el municipio con más producción de vino de todo Brasil. Así, la visita a sus tradicionales vinícolas es imperdible. Aunque Brasil no sea conocido por esta bebida, esta región ofrecen vinos de altísima calidad que han ganado festivales internacionales, como el Espumante Moscato de la Bodega Valdemiz (Medalla de Oro del 2009 en la categoría ‘Efervescentes del mundo’, en el Festival de Vinos de Francia). La gran mayoría de la producción de estas vinícolas es para consumo interno, un motivo más para ir de visita.
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Pueblo temático
A dos horas de Porto Alegre por carretera hay un pueblo encantado perdido en medio del bosque. Gramado es una localidad turística y temática que ha hecho un esfuerzo notable por atraer visitantes. En esta época del año, sus calles empedradas están cuidadosamente decoradas con luces y adornos navideños. Y cientos de Papa Noeles caminan por la calle principal, la Rua Coberta, un pasadizo con techo, cubierto de vegetación. Las hileras de comercios intercalan bares y cafés con tiendas de ropa de lujo y establecimientos donde venden chocolate casero, uno de los principales atractivos de la ciudad.
En los alrededores se puede visitar el Lago Negro. Leopoldo Rosenfeldt fue un inmigrante alemán y vecino ilustre de Gramado que, luego de que un incendio arrasara con su propiedad, la repobló con especies traídas de la Selva Negra alemana. Es así como el lago adquirió su nombre, rodeado de una densa vegetación que refleja su follaje verde oscuro en aguas llenas de sedimentos que “ennegrecen” su superficie.
En suma Río Grande do Sul es un destino lleno de cultura y diversión que vale la pena visitar.
El dato: La aerolínea Avianca cuenta con vuelos directos y diarios de Lima a Porto Alegre y la duración de estos es de cinco horas.