Fabricados allá por los años setenta, los implantes de senos siguen dando la hora en lo que a cirugía estética se refiere. Hoy, la cirugía de aumento de mamas se ubica en el honroso segundo lugar del ranking de cirugías plásticas en el Perú y está casi a la par con las rinoplastias.
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Gran parte de este éxito se debe a que la calidad de los implantes ha mejorado mucho en los últimos años y la intervención se ha vuelto rápida y sencilla. Sin embargo, no está exenta de riesgos.
Tras una mamoplastia existe la posibilidad de que se pueda requerir una segunda operación, podría ser que el organismo rechace el seno de silicona o se podría presentar una infección, lo que obligaría al cirujano a retirar el implante.
Para reducir estos riesgos, hoy existen en el Perú técnicas como la Manga Keller, un dispositivo descartable, muy parecido a una manga pastelera de tela, que permite al cirujano insertar implantes de mama a través de una pequeña incisión.
Gracias a este embudo de nylon, el implante no se toca directamente con las manos, ‘lo que limita en gran medida cualquier posibilidad de contaminación e infecciones’, según señala el cirujano plástico Jorge Hidalgo, de la Clínica Juvencia.
Además, se requiere de menos fuerza para insertar el implante, reduciendo las posibilidades de ruptura y el riesgo de un encapsulamiento. ‘Hay menos dolor. Incluso, deja una menor cicatriz. Es un gran avance’, finaliza el cirujano.