Es normal que los novios hagan público su deseo de unirse para toda la vida. Lo que no es común es que la pedida de mano, en la que suelen participar solo los familiares y amigos cercanos, se haga teniendo como testigos a ¡35 mil personas!
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Eso fue lo que le ocurrió a Alessandra Escobedo, la joven que recibió y aceptó una propuesta de matrimonio de su pareja en el medio tiempo del último partido Alianza-Aurich.
Daniel Alfaro se arrodilló frente a Alessandra y le pidió que se case con ella. ‘Después de 55 meses juntos estoy 100% convencido de que eres la persona con la que quiero estar el resto de mi vida’, se podía leer en la pantalla gigante del estadio. ‘No me lo esperaba. Pero fue lindo, me encantó la idea’, comentó Alessandra a la edición online de El Comercio.
Aunque esta declaración de amor podría haber hecho suspirar hasta al mismo Cupido, hay en el fondo un afán protagónico. Los especialistas creen que en estos tiempos de Internet y redes sociales, la gente necesita alimentarse cada vez más de la atención externa, sea de los amigos o de personas desconocidas. ‘Yo creo que en el fondo hay una necesidad de gratificar el ego. Muchos de ellos necesitan exponerse al grupo y satisfacer su personalidad narcisista’, señala Liliana Tuñoque, psicoterapeuta de la Clínica Internacional.
Para nadie es una sorpresa saber que mientras más usamos las redes sociales, más estamos atentos a la opinión que el grupo tiene de nosotros. Si recibimos muchos ‘me gusta’ o nuestros amigos escriben comentarios positivos sobre lo que compartimos, la autoestima crece y es una forma de sentirnos aceptados.
Esomismo ocurre con el amor. El romanticismo hecho acto público responde a una necesidad de sentirnos aceptados y hacer de ese momento algo especial, para que todo el mundo hable de él, o lo recuerde como algo inusual y único.
La pregunta es: ¿Valdrá la pena hacerlo de esta forma? ‘Yo creo que eso depende de la personalidad de cada quien’, indica Tuñoque. ‘Quienes busquen más atención romperán las reglas. Quienes no, lo seguirán haciendo a la forma tradicional. Al final, para el amor todo es válido’.