Los chicos de la Agencia Espacial Europea (ESA) se han decidido a ponerle respuesta a uno de los más grandes misterios en la historia de la exploración espacial: ¿es acaso posible freír unas patatas a la francesa en el espacio exterior?
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Luciría como un planteamiento estúpido en primera estancia pero es una idea que puede resultar fascinante para cualquiera que tenga un mínimo conocimiento sobre como funciona la física y química de la combustión en el espacio.
La mera idea es divertida, casi boba, pero los retos científicos que implica la posibilidad de encontrar la forma de hacerlo posible es lo más fascinante. Tanto y a tal grado que una de las agencias espaciales más importantes de todo el planeta se dedicaron a resolver el enigma.
Este tipo de planteamientos fuera de lo ordinario no son ajenos para la ESA, basta recordar cómo el año pasado también condujeron un proyecto en donde buscaron calcular con precisión la fecha del fin del mundo.
Al final el resultado final de aquella proyección fue inofensiva y muy probablemente el caso que abordamos hoy también lo sería.
La ESA y el misterio de cómo freír patatas en el espacio
A través de su sitio web oficial la ESA ha publicado todos los resultados sobre su más reciente investigación y experimento. En donde se dieron a la tarea de tratar de resolver cómo sería posible freír patatas, o cualquier alimento, en condiciones de microgravedad.
El reto era esencial: cocinar en el espacio es algo en primera instancia imposible de lograr como conocemos en la Tierra. Todo debido a la ausencia de gravedad.
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En nuestro planeta esta fuerza y la flotabilidad, hace posible que funcione cualquier freidora, ya que la gravedad permite que se formen burbujas en la superficie y viajen hacia arriba para elevar el aceite y freír los alimentos.
De modo que los científicos analizaron primero cada aspecto del proceso de fritura de una patata, incluyendo todo lo que sucede con el aceite conforme aumenta la temperatura.
Luego montaron dos pruebas experimentales en una instalación de vuelo parabólico de la ESA, para comprobar que por fortuna sí es posible freír en condiciones de microgravedad.
Aunque para ello se necesitó de un dispositivo que emulara en menor proporción las condiciones de nuestra Tierra.
La comprobación fue al nivel más rudimentario de constatar el comportamiento del aceite y su viaje en el proceso de elevación de temperatura. Pero queda un largo trecho por refinar.
