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Charles Walker: “Todos eran iguales tras el terremoto”

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¿Octubre es mes de terremotos? Hace casi exactamente 266 años, el 28 de octubre de 1746, Lima sufrió su peor sismo . En su nuevo libro Colonialismo en ruinas (IEP), el historiador estadounidense Charles Walker nos remonta a la Lima del siglo XVIII para analizar el trágico terremoto y tsunami que devastaron la capital y el Callao. Después de tantos años, algunas cosas no cambian.

¿Qué pasó aquella noche de octubre de 1746? El terremoto y posterior tsunami sorprendió a los 50 mil limeños y 7 mil chalacos a las 10:30 p.m. En ese momento, muchos se encontraban en la calle, conversando en los patios de sus casas o tomando algo en las terrazas bajo una luna llena. Fue precisamente eso lo que salvó a muchos. En Lima, murieron 5 mil personas. El Callao quedó totalmente destruido, solo sobrevivieron 200.

¿Y cómo reaccionó la población? Con pánico y símbolos religiosos. Lima era por entonces una ciudad muy devota, con fiestas religiosas casi diarias. Enseguida las calles se llenaron de santos y los símbolos de una ciudad muy religiosa. Se pensó que era un castigo divino por los muchos pecados de la ciudad.

¿Cómo afectó el sismo a la estructura social? Ricos y pobres estaban en las mismas condiciones. Todos vestían harapos y no podían atender su cuidado personal. El terremoto tuvo un toque igualitario.

¿Cómo se reorganizó la ciudad tras la tragedia? El virrey Manso de Velasco, Conde de Superunda, garantizó agua, pan y fuertes medidas de seguridad contra los saqueadores. Luego quiso imponer un plan urbanístico que quitaba algo de poder o presencia a las clases altas y la Iglesia. A su vez, quiso frenar la vida callejera, que era muy activa. Todos se opusieron. Por ello, sostengo que el terremoto causó una especie de referéndum sobre la ciudad, aunque no hubo acuerdo.

¿Qué tanto ha cambiado la la ciudad de Lima 266 años después? Cambió físicamente y se proyectó un crecimiento más allá de las murallas. Hoy en día, la Lima colonial (el damero) representa solo el 5% de la ciudad. Todo este crecimiento y desorden hacen ver que la ciudad no aguantaría otro terremoto tan fuerte como el de 1746.

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