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Por Vanna PedraglioCoach deportiva y nutricional
¿No creen que cambiarían muchísimas cosas en sus vida si tuvieran un mayor autocontrol en determinadas situaciones? De repente, lograr el cuerpo fit que se busca, librarnos victoriosos de situaciones tensas y complicadas, así como dejar de preocuparnos por algún proyecto de trabajo.
Bueno, la fuerza de voluntad puede ser ejercitada regularmente, tal como sucede con nuestros músculos. Existen algunas maneras -según las situaciones que les planteo a continuación- de poder ganar autocontrol.
1. Cómo resistirse a la comida chatarra
Por donde miremos, la comida rápida está por todos lados. Y claro, restringirse de inmediato no siempre es la mejor solución. Algunos especialistas en conducta recomiendan enfocar la mente en lo que sí podemos hacer (la comida rica y saludable que más nos gusta), en lugar de cerrarnos en pensamientos negativos (la comida que no podemos comer porque no es saludable).
Otra gran herramienta es proyectarnos a la situación pasado el antojo, ponerse a pensar cómo nos sentiríamos luego de entregarnos a la comida chatarra o la saludable. Así podemos pasar de catalogar la comida como buena o mala, y enfocarnos en el valor que estos alimentos tienen para nuestro organismo a un nivel integral.
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2. Dejar atrás las excusas e ir a hacer deporte
Una gran manera de hacerlo es ponerse la ropa de deporte. Psicológicamente, así estaremos más predispuestos a tener que hacerlo. Pero si a veces ni así se logra, entonces pensar en una meta cortita, como repetirse que solo haremos ejercicio por 15 o 20 minutos; luego, una vez que estés caliente, no habrá nada que te detenga. Eso sí, procura repetir cada sesión de entrenamiento que empezaste. Cada objetivo está atado a un estado emocional que logrará fortalecer tu estado mental ante el esfuerzo.
3. Dejar atrás las comidas nocturnas abundantes
Comer en demasía por las noches es considerado un mal hábito generalizado. Por lo mismo, tratar de superarlo a través de la fuerza de voluntad, que a esas horas del día declina, es una locura. Lo recomendable en este caso es ir poco a poco, día a día, cambiando acciones que a la larga cambien hábitos.
Lo primero es ser consciente de que lo que estás haciendo no es la conducta que quieres seguir teniendo; luego, poner manos a la obra para evitarlo. Puedes establecer horarios de alimentos y tener ya en mente con anticipación lo que comerás como plato completo; así no llegarás con tanta ansiedad, ya que si estás más planificado será menos probable que lo hagas.
Además, debes alimentarte bien durante el día para no llegar a casa muerto de hambre. Otra alternativa es sacar tus pensamientos de la comida: habla con un amigo, lee o haz deporte por las noches. Si llegas a casa muy hambriento, intenta tomar primero un vaso de agua y luego comer una fruta. Con la pancita algo llena será más fácil planificar tu cena.
4. Controlar mejor tus arranques de furia
La rabia es una emoción natural. Lo que hagamos cuando nos sentimos así es lo que realmente importa. El impulso sin pensamiento retrospectivo puede ser muy malo en ciertas situaciones y llevarnos a arrepentimientos. A todos nos sucede, así que tener alguna herramienta para evitarlo puede salvarnos de alguna situación que cambie nuestra vida.
Por ejemplo, puedes contar hasta 10; así adquieres una cierta distancia del lado emocional y logras enfocar tu cerebro en otra cosa. Otra herramienta es respirar profundamente por algunos segundos o -en el mejor de los casos- hacer deporte, ya que a una cierta intensidad segrega neurohormonas de placer, felicidad y relajación.
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