Era la mañana del 27 de abril de 1997 y la madre de Crystal Hagg dejaba su hogar para irse a trabajar como de costumbre. “Quédate cerca de casa hoy”, le pidió. La joven le prometió que le haría caso; sin embargo, no la volvió a ver hasta 21 años después.
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Durante todo ese tiempo, Cynthia, la mamá, esperó el regreso de su hija al punto de negarse a cambiar de domicilio, demostrando mantener vivas sus esperanzas de volver a verla algún día.
La mujer pudo volver a reunirse con su familia gracias a un repentino mensaje de Facebook, el cual permitió comprobar que Hagg llegó a cambiarse de nombre, había tenido cuatro hijos y hablaba español fluidamente.
Fueron más de 20 años los que tuvieron que pasar para que Cynthia descubra el secreto detrás de la huida de su hija: Crystal tenía problemas con sus hermanos y, lo más terrible, sufría abusos sexuales por parte de su vecino desde los 9 años.
Lamentablemente, ella no se atrevió a contárselo a nadie y los ataques comenzaron a hacerse constantes. El tiempo pasó y, ya con 14 años, Crystal sospechó que su madre sabía de los abusos y que los pasaba por alto.
Aunque lo anterior fue descartado por Cynthia, Crystal decidió que había llegado el momento de dejarlo todo para dejar de sufrir. Es así que un 27 de abril de 1997 opta por escapar, tomando en secreto un bus con dirección a Nueva York.
La mujer llegó a instalarse en el Brox, lugar en el que cambió su año de nacimiento, pasando de tener 14 a 23 años. Además, cambió su nombre a Crystal Saunders. De esta forma, empezaría una nueva vida trabajando como limpiadora de casas en su vecindario.
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No pasó mucho tiempo para que quede embarazada de su primer hijo, obtuvo su licencia de conducir y un carnet de salud con sus nuevos datos.
En total tuvo cuatro hijos y pasó a convertirse en parte de la comunidad de dominicanos de la localidad, grupo que terminó convirtiéndose en su nueva familia y que le permitió aprender el idioma español.
No obstante, el tiempo pasó y Bryan, su hijo mayor, le preguntó por sus parientes, bastante sorprendido de que no tuviese otra familia. Es así que, un día de marzo del 2018, Crystal se animó a escribirle a Bianca, su hermana mayor, quien hizo todos los esfuerzos para reencontrarse con ella.
Esa misma noche, Bianca manejó hasta Nueva York a recoger a su hermana perdida, y horas después Crystal y Cynthia estuvieron, tras dos décadas de distancia, nuevamente cara a cara.
“Todavía eres mi que pequeña niña”, le dijo Cynthia a su hija mientras la abrazaba y lloraba de la emoción.
“Es como encontrar a una persona totalmente nueva”, dijo la madre de Crystal. “Se fue como una niña, pero volvió como adulta. Pero sólo quiero quererla como es”, agregó.
Crystal confesó que a lo largo de todos estos años, tuvo muchas ganas de volver a ver a los suyos y pensaba mucho en su madre, pero la asustaba la idea de reaparecer en sus vidas pues “estaba avergonzada” por el dolor que les había causado.
Se sabe que alrededor de medio millón de niños son reportados como desaparecidos anualmente en Estados Unidos; sin embargo, la gran mayoría son encontrados o están de regreso pronto.
Para un número pequeño pueden pasar meses antes de que vuelvan a estar con sus familias, y para un número aún menor, puede llevar hasta un año, posiblemente incluso dos.
Es por eso que el caso de Crystal es tan extraordinario. Y es que entre 2011 y 2016, solamente 56 niños que habían desaparecido por más de 20 años volvieron a su hogar, según un informe del Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados.
