MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
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La Tierra y Venus son planetas rocosos con un tamaño y una composición química similares, por lo que deberían perder su calor interno hacia el espacio aproximadamente al mismo ritmo. Se sabe muy bien cómo pierde calor la Tierra, pero el mecanismo de flujo de calor de Venus ha sido un misterio.
Un estudio que utiliza datos de hace tres décadas de la misión Magallanes de la NASA ha echado un nuevo vistazo a cómo se enfría Venus y ha descubierto que las regiones delgadas de la capa superior del planeta pueden proporcionar una respuesta.
Nuestro planeta tiene un núcleo caliente que calienta el manto circundante, el cual transporta ese calor hasta la rígida capa rocosa exterior de la Tierra, o litosfera. El calor se pierde entonces en el espacio, enfriando la región superior del manto. Esta convección del manto impulsa los procesos tectónicos en la superficie, manteniendo en movimiento un mosaico de placas móviles. Venus carece de placas tectónicas, por lo que la ciencia planetaria se pregunta desde hace tiempo cómo pierde calor y qué procesos modelan su superficie.
El estudio aborda este misterio a partir de las observaciones que la nave espacial Magallanes realizó a principios de la década de 1990 de unos rasgos geológicos casi circulares de Venus denominados coronas. Realizando nuevas mediciones de las coronas visibles en las imágenes de Magallanes, los investigadores concluyeron que las coronas tienden a estar situadas donde la litosfera del planeta es más delgada y activa.
"Durante mucho tiempo nos hemos aferrado a la idea de que la litosfera de Venus está estancada y es gruesa, pero nuestra visión está evolucionando", afirma en un comunicado Suzanne Smrekar, investigadora científica del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, que dirigió el estudio publicado en Nature Geoscience.
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Al igual que una sábana fina libera más calor corporal que un edredón grueso, una litosfera delgada permite que escape más calor del interior del planeta a través de penachos flotantes de roca fundida que ascienden hasta la capa exterior. Normalmente, cuando aumenta el flujo de calor, aumenta la actividad volcánica bajo la superficie. Así pues, las coronas revelan probablemente lugares en los que la geología activa está dando forma a la superficie de Venus en la actualidad.
Los investigadores se centraron en 65 coronas no estudiadas hasta entonces, de hasta unos cientos de kilómetros de diámetro. Para calcular el grosor de la litosfera que las rodea, midieron la profundidad de las zanjas y crestas que rodean cada corona. Descubrieron que las crestas están más próximas entre sí en las zonas donde la litosfera es más flexible o elástica. Aplicando un modelo informático de cómo se dobla una litosfera elástica, determinaron que, de media, la litosfera alrededor de cada corona tiene unos 11 kilómetros de espesor, mucho menos de lo que sugieren estudios anteriores. Estas regiones tienen un flujo de calor estimado superior a la media de la Tierra, lo que sugiere que las coronas son geológicamente activas.
"Aunque Venus no tiene una tectónica similar a la de la Tierra, estas regiones de litosfera delgada parecen estar dejando escapar cantidades significativas de calor, de forma similar a las zonas donde se forman nuevas placas tectónicas en el fondo marino de la Tierra", afirma Smrekar.