Una bacteria medioambiental común llamada ‘Comamonas testosteroni’, tiene el potencial de convertirse algún día en el centro de reciclaje de plásticos de la naturaleza, pues la mayoría de las bacterias, prefieren comer azúcares pero la ‘C. testosteroni’ tiene un apetito natural por los residuos complejos de las plantas y sobre todo los plásticos.
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En un nuevo estudio dirigido por la Universidad Northwestern (Estados Unidos), los investigadores descifraron por primera vez los mecanismos metabólicos que permiten a la ’C. testosteroni’ digerir lo aparentemente no se puede. Esta nueva información puede conducir a nuevas plataformas biotecnológicas para poder aprovechar la bacteria y ayudar a reciclar los residuos plásticos, publicaron en la revista Nature Chemical Biology.
Las especies de Comamonas se encuentran prácticamente en todas partes, incluidos los suelos y lodo de las lluvias naturales. La bacteria llamó por primera vez la atención de los investigadores por su capacidad natural para digerir detergentes sintéticos. Tras un análisis más detallado, los científicos descubrieron que esta bacteria natural también descompone compuestos del plástico y la lignina (residuos fibrosos y leñosos de las plantas).
Aunque otros investigadores han trabajado en la ingeniería de bacterias capaces de descomponer residuos plásticos, Aristilde cree que las bacterias con capacidad natural para digerir plásticos son más prometedoras para aplicaciones de reciclado a gran escala.
“Las bacterias del suelo constituyen un recurso natural de reacciones bioquímicas inexplorado que podría aprovecharse para ayudarnos a hacer frente a la acumulación de residuos en nuestro planeta”, afirmó en un comunicado Ludmilla Aristilde. El poder de la microbiología es asombroso y podría desempeñar un papel importante en el establecimiento de una economía circular”.
El estudio fue dirigido por Aristilde, profesora asociada de ingeniería civil y medioambiental en la Escuela de Ingeniería McCormick de Northwestern, y la estudiante de doctorado Rebecca Wilkes, quien es la primera autora del artículo. En el estudio participaron colaboradores de la Universidad de Chicago, el Laboratorio Nacional de Oak Ridge y la Universidad Técnica de Dinamarca.
La mayoría de los proyectos de ingeniería genética de bacterias se centran en la ‘Escherichia Coli’ por ser el organismo modelo bacteriano mejor estudiado. Pero la ’E. Coli’, en su estado natural, consume fácilmente diversas formas de azúcar, mientras exista disponible, la bacteria la consumirá y dejará atrás las sustancias químicas del plástico.
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Aristilde también descubrió que la ‘C. testosteroni’ puede dirigir el carbono a través de diferentes rutas metabólicas que pueden dar lugar a subproductos útiles que pueden utilizarse para polímeros de interés industrial, como los plásticos. Ahora trabajan actualmente en un proyecto que investiga el metabolismo que desencadena esta biosíntesis de polímeros.
“Estas especies de Comamonas tienen el potencial de fabricar varios polímeros relevantes para la biotecnología. Esto podría dar lugar a nuevas plataformas que generen plástico, disminuyendo nuestra dependencia de los productos químicos derivados del petróleo. Uno de los principales objetivos de mi laboratorio es utilizar recursos renovables, como convertir los residuos en plástico y reciclar los nutrientes de los desechos. Así no tendremos que seguir extrayendo productos químicos del petróleo para fabricar plásticos”, finalizó Aristilde.