KINSASA, República Democrática del Congo (AP) — El papa Francisco instó el miércoles a la población de la República Democrática del Congo a perdonar a aquellos que cometieron actos de “violencia inhumana” contra ellos, durante una misa celebrada ante 1 millón de personas. Posteriormente, escuchó de primera mano las atrocidades que algunos han tenido que soportar: una adolescente “violada como un animal” durante meses, un joven que vio cómo decapitaban a su padre; una antigua esclava sexual obligada a practicar el canibalismo.
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Los congoleños del este del país, que se ha visto azotado por la violencia, viajaron a la capital Kinsasa para contarle al papa la terrible violencia que han sufrido durante años mientras los grupos rebeldes buscan ganar territorio en la región rica en minerales mediante ataques que han obligado a más de 5 millones de personas a huir de sus hogares.
Francisco se sentó en silencio mientras una víctima tras otra se presentaba para contar sus historias. Observó cómo ofrecían al pie de un crucifijo un símbolo de su dolor: el machete utilizado para mutilar y matar, o la estera de paja sobre la que habían sido violadas. Cuando se arrodillaban ante él para recibir la bendición, Francisco les ponía la mano en la cabeza o en los muñones de los brazos que les quedaban.
“Sus lágrimas son mis lágrimas, su dolor es mi dolor”, les dijo Francisco. “A cada familia en luto o desplazada a causa de poblaciones incendiadas y otros crímenes de guerra, a los supervivientes de agresiones sexuales, a cada niño y adulto herido, les digo: Estoy con ustedes, quisiera traerles la caricia de Dios”.
El evento íntimo en la embajada del Vaticano en Kinsasa fue un momento extraordinario de un pastor que busca consolar a su rebaño y de un papa que busca llamar la atención sobre lo que Francisco ha descrito como un “genocidio olvidado” que apenas aparece en las noticias. Pese a albergar una de las misiones de paz de la ONU más grandes del mundo, el este del Congo ha estado sumido en violencia desde principios de la década de 1990 debido a que rebeldes y milicias luchan por el control del territorio rico en minerales.
“¡Qué escándalo y qué hipocresía! La gente es agredida y asesinada, mientras los negocios que causan violencia y muerte siguen prosperando”, comentó Francisco sobre los poderes externos y las industrias de extracción que están explotando el este del Congo. “¡Basta de enriquecerse a costa de los más débiles!”, aseveró el pontífice.
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La cobertura de religión de The Associated Press recibe apoyo a través de la colaboración de AP con The Conversation US, con financiamiento del Lilly Endowment Inc. La AP es la única responsable de su contenido.