KISSIMMEE, Florida, EE.UU. (AP) — Un par de docenas de fans consiguieron autógrafos de Jair Bolsonaro el viernes, pero el controvertido expresidente brasileño no salió a saludarlos después de haber estado en el hospital esta semana.
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Bolsonaro, un político populista de derecha, se ha estado quedando con un partidario en un suburbio de Orlando desde que abandonó Brasil a finales de diciembre, y no asistió a la investidura de su sucesor el 1 de enero. El domingo, partidarios del exmandatario que se negaban a aceptar su derrota atacaron sedes de gobierno en la capital brasileña, lo que llevó a algunos legisladores de Brasil y de Estados Unidos a exigir al gobierno de Biden que lo expulsara.
Eduardo Carvalho, de 47 años, un agente inmobiliario de origen brasileño y pastor de Kissimmee, Florida, se encontraba junto con otras personas afuera de la casa del luchador de artes marciales mixtas José Aldo el viernes. Dijo que el expresidente no había incitado el ataque a la capital y que se le debería dejar en paz.
“Vino aquí legalmente, no hizo nada malo y ¿por qué —si este es un país libre— trataríamos así a un expresidente? Es una vergüenza”, afirmó.
Los simpatizantes entregaron a un guardia de seguridad en el exterior de la residencia objetos como camisetas de temática brasileña, gorras, pancartas y trozos de papel para que los autografiara. Una mujer entregó su zapato.
El hombre entró tres veces y regresó minutos después con los autógrafos de Bolsonaro en los objetos.
Carvalho, que dijo que apoyaba a Bolsonaro porque había promovido los valores familiares y la educación en el hogar “libre de adoctrinamiento”, dijo que envió un pequeño regalo, una carta y una invitación a una reunión religiosa.
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Bolsonaro fue hospitalizado el lunes con una adherencia abdominal derivada de un ataque con arma blanca en 2018, escribió el exmandatario en Instagram junto con una foto de sí mismo en una cama.
No ha publicado nada sobre su evolución de salud desde entonces, pero le dijo a un medio brasileño el martes que regresaría a Brasil antes de la fecha que había planeado originalmente a finales de enero.
Entró en Estados Unidos siendo aún presidente y es probable que tuviera un visado reservado para jefes de Estado en ejercicio, que le concedería al menos 30 días tras el final de su mandato antes de tener que marcharse o solicitar un cambio de visado.
Un grupo de 46 legisladores demócratas escribió el jueves al presidente Joe Biden para exigir que se cancele el visado de Bolsonaro tras los disturbios del domingo, en los que sus partidarios destrozaron el Congreso, el Supremo Tribunal Federal y el palacio presidencial. La carta decía que Estados Unidos no debería dar refugio a un líder “que ha inspirado tal violencia contra las instituciones democráticas.”
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John Raoux en Kissimmee, Florida, contribuyó a este despacho.