MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
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En estas circunstancias, un agujero negro incipiente impulsa potentes chorros de partículas que viajan a velocidades cercanas a la de la luz. Los chorros atraviesan la estrella y emiten rayos X y gamma en su camino hacia el espacio.
La señal, procedente de la constelación de Sagitta, ha viajado unos 1.900 millones de años luz hasta llegar a la Tierra. El telescopio espacial de rayos gamma Fermi y el observatorio Swift de la NASA detectaron la explosión de luz --una potente explosión de rayos gamma denominada GRB 221009A-- una de las más luminosas conocidas. Científicos de todo el mundo enfocaron sus telescopios hacia las secuelas del evento.
La luz de esta antigua explosión aporta nuevos conocimientos sobre el colapso estelar, el nacimiento de un agujero negro, el comportamiento y la interacción de la materia cerca de la velocidad de la luz, las condiciones de una galaxia lejana y mucho más.
Es posible que no aparezca otra explosión de rayos gamma tan brillante en décadas. "Creo que un acontecimiento como éste no volverá a repetirse en mi vida", afirma en un comunicado Michela Negro, investigadora del Centgro Goddard de la NASA, que observó las secuelas del evento con el satélite IXPE (Explorador de Polarimetría de Rayos X por Imágenes).
"Fue al menos 10 veces más brillante que el anterior récord, el GRB 130427A", explicó Colleen Wilson-Hodge, investigadora principal del GBM (Monitor de Estallidos de Rayos Gamma) del observatorio Fermi. También señaló que los científicos observaron un resplandor inusualmente brillante y duradero tras la explosión.