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Desafío Hoki Mai: canotaje que honra la cultura polinésica

Los miembros del equipo se entrenan para el desafío Hoki Mai, un viaje que cubre casi 500 kilómetros a través de un tramo del Océano Pacífico, en Rapa Nui, un territorio que forma parte de Chile y es mejor conocido como Isla de Pascua, el jueves, 24 AP (Esteban Felix/AP)

RAPA NUI, Chile (AP) — El moai parece un gigante misterioso que monta guardia frente a la costa de Hanga Piko, donde este sábado arranca el desafío Hoki Mai.

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Desde mediados de septiembre éste fue el punto de encuentro de doce deportistas que entrenaron para una travesía de canotaje polinésico que los llevará de Rapa Nui --también conocida como Isla de Pascua-- hasta Motu Motiro Hiva, otra porción de tierra que pertenece a Chile y está en medio del Pacífico.

“No va a ser fácil”, aseguró Gilles Bordes, coordinador del Hoki Mai, a The Associated Press. “Van a ser casi 500 kilómetros. Tres días y tres noches. Es la primera vez en la historia que se va a remar una canoa así”.

Bordes se mudó a Rapa Nui este año, pero lleva tres décadas viviendo en la Polinesia y dos dedicado al remo. “Agradezco mucho a todos los tahitianos que me enseñaron su cultura y a remar. Yo vengo de Francia, pero me aceptaron y compartí con ellos, entonces para mí es un agradecimiento organizar una travesía así”.

Detrás del Hoki Mai hay tres objetivos. El primero y más evidente es el deportivo, cuyas actividades se han apoyado con asesoría nutricional y psicológica. El segundo es ambiental. Motu Motiro Hiva --también llamada Salas y Gómez-- no es una isla habitada, pero hay afectaciones en su territorio y el océano que la rodea.

“Se trata de destacar cómo se están contaminando las islas por la basura que cae de los continentes. Hay mucha contaminación marina en Motu Motiro Hiva”, aseguró a la AP Konturi Atán, un historiador de 36 años que alterna sus días entre la docencia, la investigación y el deporte. “Las aves tienen nidos en redes, en cuerdas, y cuando nacen (las crías) se comen esa basura”.

El tercer propósito es social y cultural. El equipo llevará un pequeño moai femenino a la isla para crear consciencia sobre la importancia de la mujer en el mundo.

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Los entrenamientos de los martes y jueves solían realizarse en dos canoas con capacidad para seis participantes bajo el sol de las 5 de la tarde. En el hemisferio sur el verano apenas se acerca, por lo que las sesiones de preparación aun les reservaban horas de luz.

Para el arranque del Hoki Mai se sumarán dos chilenos del continente y un hawaiano. Durante la travesía sólo habrá una canoa y la actividad se realizará por relevos: cada grupo de seis remará en turnos de cuatro horas hasta alcanzar 24 por jornada y 72 en total. El descanso se realizará en un buque de la Armada de Chile que escoltará el camino.

“El entrenamiento ha sido duro, sobre todo para las personas que hemos estado menos tiempo en esto”, dijo Atán.

El historiador confiesa que él es el menos experimentado entre los remeros. Relata que un compañero lo invitó a unirse a la preparación grupal un día en que él remaba en una canoa v1, para una sola persona. “Me dijo: necesito que vengas para ayudarnos; nos falta gente para entrenar”.

Luego se reunieron para comer y tras una conversación en la que comprendió los objetivos del viaje, Atán aceptó.

Así pasó septiembre, octubre y noviembre. Algunos días en el gimnasio y otros en el mar. El canotaje de los sábados duraba seis o siete horas y no siempre era de día. A veces salían a las 3, 4 o 6 de la mañana, pues durante el Hoki Mai enfrentarán la oscuridad.

“Practicamos remar en la noche, practicamos dormir poco, practicamos entrenar todos los días. Gimnasio, remo, gimnasio, remo, gimnasio, remo. Salvo el domingo que descansamos”, agregó Atán.

La espiritualidad y lo sagrado recorren Rapa Nui como el viento del Pacífico que se cuela por todas partes. La preparación de su comida cumple fines rituales. Sus canciones cuentan historias. El deporte es una pieza más del rompecabezas que guarda su pasado.

Los moai como el de Hanga Piko son quizá el elemento más reconocible de Rapa Nui. Los extranjeros suelen sentirse fascinados por ellos y los conciben como piezas arqueológicas, pero para los rapanui poseen un valor tan íntimo como sus huellas digitales o la sangre que les corre por las venas.

Tallados en piedra volcánica entre los años 1000 y 1600 desde las laderas del volcán Rano Raraku, representan a los ancestros de los clanes cuyos descendientes aún habitan Rapa Nui. Se colocaban sobre plataformas ceremoniales llamadas ahu con el torso hacia la isla para recibir su protección y desde octubre pasado atrajeron la atención internacional tras un incendio que alcanzó el cráter del Rano Raraku y dañó a decenas de éstos.

Desde su concepción sólo han sido tallados por manos expertas, por lo que un artesano rapanui estuvo a cargo del moai femenino que viajará en el Hoki Mai. “Vahine significa mujer y ese moai viene a reconocer la importancia de la mujer en estos tiempos y en tiempos antiguos”, explicó Atán.

En este viaje, los remeros llevarán una estatua pequeña y se espera que en marzo puedan trasladar una más grande.

El legado de sus ancestros también acompaña a estos rapanui de otras maneras. En la proa de la canoa hay un reimiro, símbolo que emula una barca o una media luna y solía portar el Ariki --o jefe de la comunidad--, por lo que representa autoridad. Varios días antes del Hoki Mai, la embarcación se bendijo con la preparación de un umu, que implica cocinar bajo tierra con ayuda de piedras calientes y cumple un fin sagrado.

“Lo hicimos con una gallina blanca”, recordó Atán. “Es algo más espiritual. Comer un trozo hace más sentido; es una conexión con nuestras raíces”.

Esa reconexión no sólo tiene que ver con los rapanui, sino con sus vecinos polinésicos. Con Tahití y otras islas no sólo comparten similitudes de lenguaje, sino también históricas y culturales.

Ahora, con este viaje, el sueño es que esos lazos se amplíen más allá de la Polinesia. Por eso no sólo remarán los rapanuis y el hawaiano, sino también dos chilenos “continentales”, como se identifica a quienes viven en el territorio de Chile en Sudamérica. En la isla no es inusual que tanto rapanui como continentales mencionen fricciones históricas entre ambos grupos.

“La idea de la canoa también es la unión”, dijo Gilles Bordes, coordinador del Hoki Mai. “Seis personas haciendo lo mismo para avanzar mejor. La unión de las culturas. También por eso va a remar gente de Chile, para demostrar que juntos podemos avanzar hacia un futuro mejor”.

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La cobertura de noticias religiosas de The Associated Press recibe apoyo a través de una colaboración con The Conversation US, con fondos del Lilly Endowment Inc. La AP es la única responsable de todo el contenido

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