Con dolor y todo, Enner Valencia se catapultó nuevamente en la figura de Ecuador, esta vez frente a Holanda en la Copa del Mundo.
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El capitán de la selección sudamericana se resintió de un esguince en la rodilla que sufrió en el choque anterior contra Qatar que su selección ganó 2-0 con un doblete de su autoría.
Pero a pesar de las molestias que sintió durante el encuentro del viernes ante los neerlandeses, el delantero de 33 años marcó la diana al comienzo de la segunda mitad que decretó el empate 1-1 definitivo. Terminó tendido sobre el césped estadio Jalifa con molestias.
“He jugado hoy con un esguince, con un poco de dolor, pero lo más importante es que pude ayudar al grupo y seguimos fuerte, seguimos pensando en grande", señaló Valencia, quien con su tercera diana quedó como el máximo goleador en Qatar.
Ecuador quedó compartiendo con Holanda el primer lugar del Grupo A con cuatro puntos cada una, y le bastará un empate frente a Senegal (3) para avanzar a la segunda ronda de octavos. Qatar, sin unidades, se convirtió en la primera selección eliminada del Mundial.
A Valencia se le preguntó si peligraba su presencia en el choque decisivo del martes.
“Tenemos que hacer una buena recuperación y esperemos poder llegar bien al partido”, respondió. “El doctor me permitió jugar este (el choque contra Holanda), esperemos que para el siguiente ya estemos mucho mejor”, subrayó.
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“La verdad que el grupo está bien, está fuerte, con confianza que es lo más importante y ahora vamos a preparar el partido que viene porque sabemos que nos vamos a jugar una final”, indicó.
Con sus dos anotaciones frente a la selección anfitriona ya se había convertido en el máximo goleador de su país en la historia de los mundiales con cinco, y el viernes agregó otro a la cuenta.
Valencia ha convertido seis goles en cinco partidos mundialistas, así como cada uno de los últimos seis tantos de Ecuador en los campeonatos del mundo.
El delantero emuló a su vez el récord histórico de goles consecutivos en los mundiales, algo alcanzado previamente por el portugués Eusebio en 1966, Paolo Rossi en 1982 y el ruso Oleg Salenko en 1994.