LUSAIL, Qatar (AP) — La escena había quedado en el olvido, la de Lionel Messi abatido con la casaca de Argentina.
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Pero ahí estaba el crack argentino, con mirada austera y las manos puestas en sus caderas en el círculo central del estadio Lusail, mientras los jugadores de Arabia Saudí corrían eufóricos o se arrodillaban para rezar en el césped.
El conjunto árabe acababa de protagonizar una de las mayores sorpresas en la historia de la Copa Mundial, imponiéndose el martes por 2-1 ante Argentina.
La Albiceleste había aterrizado días antes, entonada como nunca, para disputar el primer Mundial en Medio Oriente como una de las favoritas al título.
Pero a las primeras de cambio recibió un cachetazo que compromete sobre manera el objetivo de Messi, de atrapar el único gran trofeo que falta en su vitrina personal.
“No hay excusas", señaló Messi.
"La verdad (estamos) muertos, un golpe muy duro porque no esperábamos arrancar de esta manera”, añadió.
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De nada sirvió que Messi adelantase a Argentina a los 10 minutos con una fina definición de un penal que se señaló con un toque de severidad.
Parecía que los dos veces campeones del mundo iban a tramitar otra victoria para extender su racha invicta de 36 partidos.
Pero la ansiedad pudo más. Cayeron reiteradamente en la trampa del offside por parte de los saudíes, una que deparó un gol anulado a Messi y otros dos a Lautaro Martínez.
Cinco minutos fatídicos al comienzo de la segunda parte voltearon el partido que abrió el Grupo C. Saleh Alshehri y Salem Aldawsari revirtieron la cuenta y sentenciaron una memorable victoria para un ignoto equipo compuesto exclusivamente por jugadores de su liga local.
Las atajadas del arquero saudí Mohammed Alowais y la ansiedad argentina mezclaron el cóctel que marcó el devenir del segundo tiempo.
“Nosotros sabíamos que jugaban así", dijo Messi en la zona mixta al referirse a que el conjunto saudí adelantaba su última línea. “Lo trabajamos, pero nos aceleramos un poco. Nunca nos terminamos de sentir cómodos como lo venimos haciendo. Son cosas que no podemos cambiar ahora”.
Argentina hilvanaba antes de este cotejo una racha de 36 partidos sin perder, que incluyó la consagración en la Copa América de 2021, imponiéndose ante Brasil en la final jugada en el estadio Maracaná. Se quedó a las puertas de igualar el récord histórico en manos de Italia, de 37. No perdía desde que cayó ante Brasil en las semifinales de otra Copa América, la de 2019.
El debut adverso en Qatar amargó una tarde en la que Messi añadió más hitos con la selección.
— Alcanzó los 92 tantos con Argentina, afianzándose como su goleador histórico.
— Al pisar la cancha, el delantero de 35 años se sumó a un grupo selecto de jugadores con cinco mundiales disputados, que incluye a los mexicanos Antonio Carbajal y Rafael Márquez, el alemán Lottar Matthäus y el italiano Gianluigi Buffon.
— Con su séptimo gol mundialista, se convirtió en el primer jugador argentino que marca en cuatro ediciones distintas: 2006, 2014, 2018 y 2022.
— Y pasó a ser el quinto jugador que anota en cuatro mundiales, uniéndose a Pelé, Uwe Seeler, Miroslav Klose y Cristiano Ronaldo.
Fue un gol estéril.
“Nos encontramos con el gol muy rápido”, reflexionó Messi. “Tuvimos las situaciones de los goles anulados, en ese momento creíamos que íbamos a tener muchas más situaciones así, caímos en acelerarnos, jugar de una y no mover la pelota de un lugar a otro”:
Messi y sus compañeros tendrán cuatro días para buscar soluciones que le permitan reflotar su campaña en Qatar.
“Es el momento de estar más unidos que nunca. Tenemos que volver a la base, al juego de nosotros para intentar ganar en próximo partido”, dijo Messi.
Ese partido será contra México en el mismo escenario.
“Una derrota que duele, pero tenemos que seguir confiando en nosotros. Que la gente confíe que este grupo no lo va a dejar tirado. Y vamos a intentar ganarle a México para acomodarnos”, zanjó.