MADRID, 11 Nov (EDIZIONES)
PUBLICIDAD
Esta inteligente cigüeña respondió a un cuidador del zoo que le pidió permiso antes de acariciarla. Melissa Askew, una trabajadora sin ánimo de lucro y fotógrafa de 43 años de Oregón (EE.UU.), fue testigo del momento en que un cuidador del zoo se acercó a una cigüeña y se comunicó con ella en un Centro de Educación sobre la Vida Silvestre de Uganda.
El estado de conservación de las cigüeñas de pico alto está clasificado como vulnerable, ya que sólo quedan entre 3.500 y 5.300 ejemplares maduros en la naturaleza.
Melissa explicó que el cuidador del zoo se comunicaba con la cigüeña a través de sus movimientos, inclinando y moviendo la cabeza hacia ella. Si la cigüeña responde de la misma manera le da permiso para acariciar sus plumas, lo que afortunadamente hizo.