MADRID, 29 (EUROPA PRESS)
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El multimillonario Félicien Kabuga no ha comparecido este jueves en la apertura del juicio contra él ante el Mecanismo Residual Internacional de los Tribunales Penales (MTPI) en La Haya por su supuesta vinculación con los crímenes del genocidio de Ruanda (abril-junio de 1994).
La Fiscalía ha indicado durante su discurso que las pruebas demuestran que Kabuga, actuando por la causa de creencias extremistas, jugó un papel clave a la hora de perpetrar los crímenes y el sufrimiento caso inimaginable desatado en Ruanda en 1994".
El fiscal Serge Brammertz ha recalcado que las víctimas "han esperado 28 años para que se haga justicia" y ha agregado que está comprometido a lograr que Kabuga "rinda cuentas". "Kabuga estuvo entre los fugitivos más buscados del mundo durante dos décadas", ha recordado.
"Durante los próximos meses, presentaremos pruebas de sus crímenes y su culpabilidad", ha dicho, al tiempo que ha señalado que "el juicio será también una oportunidad de recordar al mundo los graves peligros de la ideología del genocidio y el discurso de odio".
"Kabuga tuvo un papel central a la hora de provocar el odio hacia los tutsis, deshumanizar a civiles inocentes y allanar el camino hacia el genocidio. Si tenemos que evitar nuevos genocidios, todos debemos estar vigilantes ante este tipo de incitación", ha defendido.
En este sentido, la Fiscalía ha reseñado en su discurso de apertura que no puede discutirse la existencia de una campaña de asesinatos masivos en Ruanda con el objetivo de destruir a la población tutsi y ha apuntado que el acusado creó y operó la Radio Televisión Libre de las Mil Colinas (RTLM), y financió, armó y apoyó a la milicia Interahamwe.
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"La RTLM fue la máquina de propaganda que azuzó el odio y finalmente la violencia contra los tutsis, mientras que el Interahamwe, receptivo a la retórica de la RTLM, fue entrenado, armado y financiado para ejecutarla sobre el terreno", ha explicado.
Tras el inicio del genocidio el 7 de abril de 1994, la RTML ganó peso y emitía 24 horas al día mensajes para "exterminar a los tutsis de la faz de la tierra". Asimismo, dio indicaciones a la Interahamwe para que asesinara a personas concretas y pidió que las mujeres tutsis fueran violadas y luego ejecutadas.
Antes del genocidio, Kabuga era una de las personas más ricas del país y aliado del entonces presidente, Juvénal Habyarimana, su esposa, Agathe Kanziga, y la cúpula 'Akazu' que dominó la política del país, al tiempo que apoyó al movimiento extremista 'Poder Hutu'.
LA DETENCIÓN DE KABUGA
Kabuga, de 87 años, fue detenido en Francia en 2020 años después de dos décadas esquivando a las autoridades y está considerado por la acusación como uno de los principales financiadores del genocidio, en el que la mayoría hutu intentó masacrar a la minoría tutsi y a los hutus moderados.
En julio de 1994 se refugió en Suiza, de donde fue expulsado un mes más tarde. A continuación huyó a la antigua Zaire (actual República Democrática del Congo) antes de establecerse en Kenia, donde escapó al menos a tres operaciones conjuntas de la Policía keniana y del Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR), que le acusa de genocidio, complicidad en genocidio, incitación directa y pública para cometer genocidio, intento de genocidio, conspiración para cometer genocidio, persecución y exterminio.
Posteriormente, el empresario se ha desplazado por varios países africanos, donde fue comprando su protección y creando numerosas relaciones personales en todo el continente, mientras que finalmente fue localizado y detenido en la localidad francesa de Asnières del Sena, donde residía con una identidad falsa.
Así, el hombre, de etnia hutu, está acusado de financiar a las milicias que perpetraron la matanza de cerca de 800.000 tutsis y hutus moderados durante un periodo de cien días en 1994. Además era el presidente del comité de gestión de la RTLM, conocida como "la voz del genocidio".
Las raíces del conflicto entre hutus y tutsis se remontan varias generaciones pero el genocidio se desató tras la muerte de Habyarimana, víctima del derribo de su avión presidencial --en el que también viajaba el presidente de Burundi, --Cyprien Ntaryamira-- con un misil el 6 de abril de 1994
Tras la muerte del mandatario, la milicia Interahamwe lanzó una campaña de ejecuciones que se prolongó durante 100 días, en muchas ocasiones despedazando a sus víctimas en sus casas, en iglesias, estadios de fútbol o en barricadas.
A día de hoy todavía se están descubriendo fosas comunes, especialmente desde que los condenados que han cumplido sus penas han aportado información sobre el lugar en el que enterraron o abandonaron a sus víctimas.