MADRID, 10 (EUROPA PRESS)
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Estos eventos fueron particularmente frecuentes durante los primeros mil millones de años, más o menos, de la historia de nuestro planeta de 4.500 millones de años, según publican los investigadores en la revista 'Nature'.
El doctor Tim Johnson, de la Escuela de Ciencias de la Tierra y Planetarias de Curtin, recuerda que la idea de que los continentes se formaron originalmente en lugares de impactos de meteoritos gigantes ha estado presente durante décadas, pero hasta ahora había pocas pruebas sólidas para apoyar la teoría.
"Examinando diminutos cristales del mineral circón en rocas del cratón de Pilbara, en Australia Occidental, que representa el vestigio mejor conservado de la antigua corteza terrestre, encontramos pruebas de estos impactos de meteoritos gigantes", asegura Johnson.
"El estudio de la composición de los isótopos de oxígeno en estos cristales de circón reveló un proceso 'descendente' que comenzó con la fusión de rocas cerca de la superficie y progresó a mayor profundidad, lo que coincide con el efecto geológico de los impactos de meteoritos gigantes", añade.
"Nuestra investigación proporciona la primera prueba sólida de que los procesos que finalmente formaron los continentes comenzaron con impactos de meteoritos gigantes, similares a los responsables de la extinción de los dinosaurios, pero que ocurrieron miles de millones de años antes", asegura.
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En este sentido, indica que comprender la formación y la evolución actual de los continentes de la Tierra es crucial, ya que estas masas terrestres albergan la mayor parte de la biomasa de la Tierra, todos los seres humanos y casi todos los depósitos minerales importantes del planeta.
"Los continentes albergan metales fundamentales como el litio, el estaño y el níquel, productos esenciales para las nuevas tecnologías ecológicas necesarias para cumplir nuestra obligación de mitigar el cambio climático --añade--. Estos depósitos minerales son el resultado final de un proceso conocido como diferenciación de la corteza, que comenzó con la formación de las primeras masas terrestres, de las cuales el cratón de Pilbara es sólo una de las muchas".
Según apunta, "los datos relacionados con otras zonas de la antigua corteza continental de la Tierra parecen mostrar patrones similares a los reconocidos en Australia Occidental. Nos gustaría probar nuestros hallazgos en estas rocas antiguas para ver si, como sospechamos, nuestro modelo es más ampliamente aplicable", subraya.