NAIROBI, Kenia (AP) — Las urnas abrieron el martes en las inusuales elecciones presidenciales de Kenia, donde un veterano líder opositor contaba con el apoyo del presidente saliente y se enfrentaba al vicepresidente, que se presentaba como un candidato ajeno a la clase política tradicional.
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Se esperaba que el resultado fuera ajustado, y el núcleo económico de África Oriental podría ver una segunda vuelta por primera vez en unas presidenciales. Las cuestiones económicas podrían pesar más que las tensiones étnicas que han marcado comicios anteriores, en ocasiones con letales consecuencias.
Cientos de votantes hacían fila horas antes de la apertura de urnas en algunos lugares, a menudo tras ser convocados de madrugada por los silbidos de voluntarios. La votación comenzó con retraso en algunas zonas por demoras en la llegada de trabajadores o materiales.
Los principales candidatos eran Raila Odinga, que ha aspirado a la presidencia durante un cuarto de siglo, y el vicepresidente, William Ruto, que ha destacado su trayectoria desde una infancia humilde para atraer a millones de keniatas con dificultades económicas y acostumbrados a las dinastías políticas.
“En momentos como este es cuando los grandes y poderosos se dan cuenta de que son los sencillos y ordinarios los que al final deciden”, dijo con una sonrisa Ruto a los periodistas, tras ser uno de los primeros en votar. “Espero con ansia nuestro día de la victoria”. Instó a los ciudadanos a ser pacíficos y respetar las decisiones de los demás.
El presidente saliente, Uhuru Kenyatta, hijo del primer presidente de Kenia, cruzó las divisiones étnicas habituales y endureció a Ruto al respaldar a su veterano rival, Odinga, tras su agrio duelo electoral en 2017. Pero tanto Odinga como Ruto eligieron compañeros de fórmula del grupo étnico más grande del país, los kikuyu.
Odinga, de 77 años, hizo historia al presentarse con Martha Karua, la primera mujer favorita a la vicepresidencia.
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El alza de los precios de la comida y el combustible, la enorme deuda estatal, el alto desempleo y la corrupción generalizada colocaban la economía en el centro de unas elecciones en las que la falta de regulación sobre el gasto de campaña reflejaba las desigualdades del país. Pero el carácter de los candidatos también importaba.
“Necesitamos personas maduras para liderar, no a alguien que abusa de la gente. Alguien que respete a los mayores”, dijo Rosemary Mulima, maestra de 55 años que llegó con amigos a un centro de votación a las afueras de Nairobi para encontrar a unas 500 personas ya en fila antes del amanecer. Dijo tener “muchas” esperanzas de que Odinga ganara en su quinto intento.
Otros esperaban una participación más baja que el 80% de hace cinco años, que atribuían a la falta d motivación de los votantes.
“Los problemas de 2017 la economía, el día a día, siguen ahí”, dijo Abrian Ribera, tendero de 38 años y que no estaba seguro de si se molestaría en votar. “No tenemos buenas opciones”, dijo, ya que Odinga le parecía demasiado mayor y Ruto demasiado falto de experiencia.