LA PAZ, Bolivia (AP) — Los fetos de llama cuelgan como trofeos junto a una variedad de ofrendas en un concurrido mercado callejero en el centro colonial de La Paz donde las ventas están en auge en agosto, mes dedicado a la Pachamama, una celebración ancestral andina destinada a agradecer a la tierra proveedora de alimentos.
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“Es un acto de reciprocidad con la Madre Tierra llamada Pachamama que practicaban pueblos prehispánicos y se origina en el campo, donde se agradece por los frutos que da la tierra y se pide por buenas cosechas. Las migraciones afincaron la costumbre en las ciudades”, explicó el antropólogo Milton Eyzaguirre.
La celebración de la Pachamama -Madre Tierra- se ha hecho popular en las ciudades, donde los dueños de negocios atizan en una pequeña hoguera diversas ofrendas para agradecer a la deidad andina y pedirle favores como buena salud y prosperidad.
En las zonas rurales las ofrendas presiden la siembra y la cosecha. Según la mitología andina, la Pachamama “despierta con hambre” tras los meses secos y hay que alimentarla antes de que inicie un nuevo ciclo agrícola, dijo Margarita en su puesto de venta de ofrendas.
“La gente busca recuperarse económicamente”, agregó la vendedora que no quiso dar su apellido en referencia a la crisis económica causada por la pandemia de COVID-19.
Los rituales son practicados sobre todo por creyentes católicos, que son mayoría en el país. Los más fervientes concurren a las montañas para realizar los rituales con fetos de llama, una ofrenda mayor debido a que la llama es considerada un animal sagrado.
Estas creencias andinas fueron reconocidas en la Constitución aprobada en 2009 y los rituales han tomado carácter oficial. Desde entonces es común que las celebraciones oficiales de Estado sean antecedidas por una ofrenda a la Pachamama.