DOUALA, Camerún (AP) — Los lugareños están acostumbrados a ver al Trondheim frente a las costas del occidente de África. Es un barco del tamaño de un campo de fútbol, que viaja de Nigeria a Mauritania y recoge toneladas de sardinas y caballas, luciendo la bandera roja, amarilla y verde de Camerún.
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Salvo por la bandera, no hay nada camerunés en el Trondheim.
Alguna vez operó con el nombre de King Fisher, con la bandera de San Vicente y las Granadinas. Luego llevó la de la antigua república soviética de Georgia. La de Camerún empezó a usarla en el 2019.
El Trondheim es uno de varios barcos pesqueros de la creciente flota camerunesa que cambiaron de nombre y han sido acusados de actividades ilícitas. Actualmente hay 14 embarcaciones que son propiedad o están administradas por empresas basadas en Bélgica, Malta, Letonia y Chipre, todas naciones de la Unión Europea, según una investigación de la Associated Press.
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Este artículo recibió apoyo financiero de la Fundación de la Familia Walton y del Pulitzer Center on Crisis Reporting. La AP es la única responsable del contenido.
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La AP examinó la información de 80 barcos de MarineTraffic, empresa que ofrece análisis marítimos, y la comparó con la de los archivos de esas empresas a través de la IHS Maritime & Trade y de la Organización Marítima Internacional (OMI).
“Les interesa la bandera. No les interesa Camerún”, dijo Beatrice Gorez, codirectora de la Coalición por Arreglos Pesqueros Justos, una organización que estudia el impacto de los pactos pesqueros entre la UE y África, y que sacó a la luz la conexión entre firmas de la UE y la flota camerunesa.
Todas estas embarcaciones empezaron a usar la bandera de Camerún entre el 2019 y el 2021, a pesar de que no tenían vínculos obvios con ese país ni pescaban en sus aguas. El Trondheim y al menos otros cinco barcos tienen un historial de pesca ilegal, según un informe de la organización ambientalista Greenpeace.
Tanto los barcos como sus propietarios no revelan sus capturas, adónde las llevan ni quién se beneficia económicamente con ellas, de acuerdo con los archivos marítimos y de las empresas.
En años recientes, Camerún surgió como uno de los países preferidos del cuestionado sistema de “banderas de conveniencia”, en el que las empresas pueden pagar para registrar sus barcos bajo las banderas de países con los que no tienen vínculo alguno.
Se supone que esos barcos acatan los acuerdos de la nación cuya bandera llevan. Pero los expertos dicen que la escasa vigilancia de las actividades pesqueras ofrece a las empresas la posibilidad de operar en secreto.
Esto, agregan, socava los esfuerzos por alentar la sustentabilidad de la actividad pesquera y hace peligrar la supervivencia económica de millones de personas en regiones como África occidental.
Las autoridades camerunesas dicen que los barcos que llevan sus banderas están registrados legalmente y respetan todas sus leyes. Reguladores europeos, sin embargo, advirtieron hace poco a Camerún que, si no controla mejor su flota pesquera, se podría prohibir la venta del pescado capturado por ella.
La flota de pesqueros con bandera camerunesa es minúscula comparada con la de países como Liberia, Panamá o las Islas Marshall. Pero la súbita adopción de esa bandera por algunas empresas acusadas de pesca ilegal genera alarma.
“Esto es un asunto importante”, sostuvo Aristide Takoukam, biólogo y fundador de Organización Africana para la Conservación de Mamíferos Marinos, una agrupación sin fines de lucro de Camerún que monitorea la pesca ilegal. “No creo que Camerún pueda vigilar estos barcos que llevan su bandera afuera de sus aguas”.
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Camerún ha sido muy criticada por la escasa supervisión de su flota pesquera. Un estudio publicado el año pasado en la revista African Journal documentó una arraigada corrupción en los ministerios que monitorean la actividad pesquera. También en el 2021, la Comisión Europea mostró una “tarjeta amarilla” a Camerún y le dijo que debía mejorar su vigilancia de la pesca.
La comisión identificó una serie de falencias, incluido el hecho de que el país había registrado muchos pesqueros --algunos de ellos acusados de actividades ilegales-- en los últimos meses, lo que aumentó el temor de que no podrá controlar eficientemente la actividad de su flota.
Si Camerún no mejora su supervisión, la comisión puede mostrarle una “tarjeta roja” e incorporarla a su lista de países que no cooperan. También puede prohibir el ingreso de sus capturas a los mercados de la UE.
Los países tienen derecho a permitir que las embarcaciones de otras naciones lleven sus banderas, pero el Artículo 91 de la Convención de las Naciones Unidas sobre las Leyes del Mar exigen un “vínculo genuino” entre el barco y el país que representa.
A pesar de ello, a menudo los barcos no tienen relación alguna con la nación cuya bandera llevan. De todos modos, le corresponde a ese país vigilar sus actividades, incluida cualquier pesca ilegal en alta mar o en aguas territoriales de otros países.
“Las banderas de conveniencia ofrecen una forma fácil y barata (de operar), y nadie vigila lo que hacen”, comentó Julien Daudu, de la Fundación por la Justicia Ambiental, una ONG británica que lidia con temas ambientales y de derechos humanos.
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Se puede contactar al equipo de investigaciones mundiales de la AP a través de Investigative@ap.org o de https://www.ap.org/tips/