MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
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Los datos del MITECO reflejan que entre el 1 de enero y el 3 de julio de este año ardieron 70.354,28 hectáreas frente a las 31.596,53 hectáreas del mismo periodo de 2022 y 37.646 hectáreas quemadas de media en los últimos diez años.
Estos resultados sitúan a 2022 como el segundo peor ejercicio de los últimos diez años, solo superado --con creces-- por 2012, cuando en ese periodo se habían quemado 127.984,44 hectáreas. Sin embargo, 2022 queda muy distante de 2018, cuando en el mismo tiempo se quemaron 9.542,72 hectáreas.
En total, en estos primeros seis meses y tres días del año se han contabilizado 5.379 siniestros, de los que el 67,6 por ciento (3.363) fueron conatos, ya que quemaron menos de 1 hectárea, y los 1.743 restantes fueron incendios. La cifra es un 16,37 por ciento superior al mismo periodo del año pasado.
De ellos, once superaron las 500 hectáreas de superficie quemada, lo que los sitúa en la categoría de grandes incendios forestales (GIF), más del doble de la media del decenio, que se sitúa en 5 GIF, y casi el doble que los 6 registrados en ese mismo periodo del 2021.
En cuanto al tipo de vegetación afectada, casi la mitad, 33.829,09 hectáreas quemadas eran de superficie matorral y monte abierto; 32.631,71 de superficie arbolada, a las que habría que sumar 3.893,48 hectáreas de superficie herbácea.
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Por otro lado, los datos del MITECO reflejan que cerca de la mitad de los incendios, el 46,53 por ciento, se registraron en el noroeste, donde además ardió el 52,52 por ciento de la superficie arbolada y el 56,01 por ciento de la superficie forestal.
Asimismo, el 36,44 por ciento de los siniestros se registró en las comunidades interiores, donde se quemó el 32,03 por ciento de la superficie arbolada y el 30,57 por ciento de la superficie forestal.
Mientras, el Mediterráneo acogió el 16,75 por ciento de los incendios y en ellos se quemó el 15,46 por ciento de la superficie arbolada y el 13,43 por ciento de la superficie forestal. Canarias registra un 0,28 por ciento de los incendios, que no representan porcentaje ni de superficie forestal ni arbolada.