LA HABANA (AP) — Un año después de las mayores protestas en décadas en Cuba, en las cuales miles de personas salieron a las calles agobiadas por los apagones y las carencias agudizadas por la pandemia y la presión de un endurecimiento radical de las sanciones de Estados Unidos, la isla lucha por salir adelante de una de las más duras crisis de su historia y cuyo impacto social y político todavía se hace sentir.
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Plazas y avenidas se llenaron de manifestantes el 11 y 12 de julio de 2021. Sin un liderazgo específico, los cubanos tenían una variada gama de demandas que iban desde el fin de las colas hasta cambios gubernamentales. Grupos afines al gobierno salieron a contrarrestar los reclamos y una persona murió en medio de vandalismo y enfrentamientos.
Desde entonces algunas cosas cambiaron. Por primera vez en seis décadas se dio la autorización gubernamental para fundar pequeñas y medianas empresas (Pymes) y se reanimaron planes para barrios carenciados: asfaltado de calles, mantenimiento de plazas o la inauguración de centros comunitarios. Mientras, la vacunación masiva y el fin de la cuarentena por una baja de casos de COVID-19 permitió una reactivación económica junto al arribo de un modesto flujo de turismo internacional, que demostró ser el sector más dinámico en la nación caribeña.
Sin embargo, la ausencia de una rápida mejora económica, la permanencia de las colas para comprar productos básicos, una inflación galopante y la dolarización fomentaron, sobre todo en los últimos meses, una migración récord principalmente hacia Estados Unidos y Europa. En paralelo, la reacción del gobierno a las protestas con juicios y condenas de hasta 25 años de prisión le ganaron críticas de la comunidad internacional.
Expertos y activistas se preguntan si este verano volverán las protestas. Desde las redes sociales opositores anuncian cada día un nuevo estallido a la vuelta de la esquina, al tiempo que las autoridades apuestan por que los preceptos de la revolución y sus bondades sociales tal como la plantearon los líderes históricos tendrán continuidad, aunque reconocen la magnitud el desafío.
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LOS PRESOS DE LAS PROTESTAS DE JULIO
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Hay un antes y un después del 12 de julio de 2021 para la familia Román, residentes en la popular barriada de La Güinera, en la periferia de La Habana. Sin antecedentes políticos o penales, tres hijos del núcleo fueron apresados en las protestas y dos de ellos todavía están en la cárcel bajo cargos de sedición.
“Ellos no han cometido un delito tan grave para esa sanción”, dijo a The Associated Press Emilio Román, de 51 años y padre de los detenidos. A sus hijos Yosney --un albañil de 26 años-- y Mackyanis --un ama de casa de 24-- los tribunales les impusieron en marzo sentencias de diez años. El más pequeño, Emiyoslan, de 18, salió en libertad condicional porque era menor de edad al momento del suceso.
Otros tres primos también fueron procesados, dos de ellos tienen penas similares y un tercero recibió la libertad luego de pagar una multa, pues no pudo comprobarse su participación directamente en la protesta que devino en enfrentamientos con la policía y donde se produjo el deceso de un hombre a mano de los uniformados.
Nunca se informó oficialmente cuántos detenidos hubo en las manifestaciones de las dos jornadas que se desarrollaron en media docena de localidades del país. Según la organización Justicia 11J, que monitoreó los casos, se documentaron más de 1.400 arrestos.
A finales de junio un reporte de la Fiscalía General indicó que había unas 488 sentencias en firme para los manifestantes, que en su grado extremo alcanzaron penas de hasta 27 años de cárcel por sedición.
A los detenidos se les señaló por desordenes, vandalismo, atentados o sedición.
“El balance que puedo sacar es que el gobierno ha mostrado su naturaleza autoritaria”, comentó a la AP la abogada cubana residente en México y miembro de la agrupación Cubalex, Giselle Morfi. “El Estado criminaliza el ejercicio de derechos fundamentales que deben ser protegidos dentro de cualquier sociedad democrática como la libertad de expresión y estigmatiza la protesta”.
Denuncias de maltrataros, hacinamiento, carencias de medicina a los presos y fuertes campañas en redes sociales se fueron acumulando a lo largo de estos meses sin que se pudieran comprobar de manera independiente. Para Morfi las sanciones buscan ser “disuasorias” a fin de evitar una nueva ola de protestas.
Un puñado de activistas denunciaron que salieron del país forzados por la seguridad del Estado, como el caso del dramaturgo Yunior García, luego de que intentara convocar a una nueva manifestación el 27 de noviembre que no consiguió participación popular. Desde julio de 2021 tampoco se han producido nuevas manifestaciones.
Del lado de las autoridades no se trata de presos políticos, sino de personas llevadas ante un tribunal tras cometer delitos penados por la ley —como sucedería en cualquier país ante escenas de violencia— y que en el peor de los casos cayeron en una trampa montada por grupos de interés —los que echaron leña a las protestas-- desde Estados Unidos valiéndose de las redes sociales para destruir a la revolución y sus logros. Entre la población muchos aceptan la versión oficial.
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EL TALÓN DE AQUILES: INFLACIÓN Y CARENCIAS
La economía de la isla no logró salir adelante tras la peor parte de la pandemia: largas colas para comprar alimentos y combustible, desabasto, cortes de energía y racionamiento de productos siguen marcando las jornadas.
El producto Interno Bruto decreció 11% en 2020 y sólo subió 2% en 2021.
“Se niegan esos dirigentes cubanos a aceptar las tres claves económicas más simples de la crisis: desayuno, almuerzo y comida”, manifestó a la AP el especialista y exdiplomático Domingo Amuchástegui, para quien si bien en estos meses hubo algunas flexibilizaciones como la propia creación de las Pymes, éstos son cambios poco profundos o todavía tienen trabas para su desarrollo.
A mediados de junio el Ministerio de Economía y Planificación indicó que desde la apertura de las Pymes en septiembre de 2021 a la fecha se aprobaron 3.980 de estas compañías que implicaban la creación de 66.300 nuevos empleos, gente apostando por el país.
El turismo que había registrado 4.2 millones de visitantes en 2019 apenas alcanzó los 573.000 en 2021. El azúcar con su valor monetario y simbólico para Cuba apenas llegó a una producción de 480.000 toneladas en esta campaña, 53% de lo planeado y no alcanzará para cubrir los compromisos exportadores.
Pero sin duda lo que más golpea el bolsillo de los cubanos es la inflación que oficialmente alcanzó el 70% en 2021 --cifra discutida por expertos que estiman podría ser mayor— y la dolarización, que incluye una brecha cambiaria enorme entre el dólar oficial --a 24 pesos cubanos por dólar-- y el precio que verdaderamente se paga --unos 100 pesos cubanos por dólar--. Además ésa es la moneda en la cual se consiguen algunos alimentos.
Las principales autoridades cubanas —incluyendo al presidente Miguel Díaz-Canel y su titular de Economía, Alejandro Gil— indicaron sin embargo que, aunque paulatina, la recuperación es un hecho a partir de cierta reanimación y el flujo turístico.
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LOS VECINOS DEL NORTE
En la otra orilla, el gobierno del demócrata Joe Biden apenas cumplió su promesa de levantar sanciones contra Cuba que habían sido tensadas al máximo por su predecesor, Donald Trump, con el abierto objetivo de asfixiar a la isla para provocar un cambio de modelo político. El nuevo mandatario estadounidense sólo autorizó que se retomaran vuelos, una reapertura limitada del servicio consular y anunció el permiso para el envío de remesas, aunque nadie sabe cómo se hará efectiva esta medida.
Funcionarios del país norteamericano reaccionaron con críticas sobre los arrestos del 11J y dijeron que la actitud represiva del gobierno cubano los había obligado a demorar la revisión de la política hacia Cuba de su predecesor y flexibilizarla, pero expertos se cuestionan la simpleza de ese argumento.
“En el 11J encontró Biden la justificación de su agresiva política hacia Cuba y de su continuación hasta ahora, con la tardía y mínima rectificación acordada el pasado junio", expresó Amuchástegui a la AP, al señalar que manifestaciones reprimidas con violencia en Colombia y por otros gobiernos aliados en América Latina no fueron cuestionados por Washington.
Además “hasta ese punto” –o sea de enero a julio— Biden se había desentendido “por completo del proceso de normalización iniciado por Obama”.
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EL GRAN ÉXODO
Una de las más visibles consecuencias de la crisis económica y posiblemente de las protestas de julio de 2021 es una migración récord.
Según la información ofrecida por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, desde octubre de 2021 —comienzo del año fiscal en ese país— hasta finales de mayo se habían reportado unos 140.000 encuentros de oficiales con cubanos en los límites terrestres de ese país, cifra que sobrepasó al éxodo del Mariel en 1980, cuando salieron de la isla 125.000 personas.
Por su parte, la Guardia Costera estadounidense informó la semana pasada que en lo que va del año fiscal ha interceptado a 2.464 migrantes en el mar.
“Cada vez son menos los jóvenes que están dispuestos a hacer una vida en el país” comentó a la AP el analista y académico cubanoamericano Luis Carlos Battista, para quien el drama de perder población económicamente activa no es un detalle menor para un país pequeño, sancionado y envejecido como Cuba.
El éxodo se convertirá en una especie de bumerán que hará a la isla aún más difícil su recuperación, estima.
“Puede ser que fácilmente el 1.5% de la población cubana se haya ido en apenas 10 meses. Y esto, por supuesto, sigue afectando desde el punto de vista demográfico y que luego repercutirá en el aspecto económico”, agregó Battista.
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Andrea Rodríguez está en Twitter: www.twitter.com/ARodriguezAP